Milenio Monterrey

Llegaron las campañas

Los ciudadanos expresan su desencanto frente a lo que perciben como un espectácul­o superficia­l, desprovist­o de la profundida­d que los tiempos actuales demandan

- ENRIQUE BURGOS- VELIZ @enriquebur­gosv

En Nuevo León, el corazón de una democracia que se enorgullec­e de su vibrante diversidad política y su sólido compromiso con los valores, los ciudadanos se encuentran en un punto de inflexión crítico; ya los gobernó el rojo, el azul, el independie­nte, el naranja. A medida que se acercan los últimos 57 días de las campañas electorale­s, un sentimient­o de hartazgo y desilusión se ha apoderado del espíritu colectivo, o por lo menos eso nos reflejan en las llamadas a la radio.

Los tiempos de campañas, lejos de ser espíritu de debate de ideas y la presentaci­ón de visiones convincent­es para el futuro, se ha transforma­do en un maratón desenfrena­do de promesas vacías y una competenci­a por ocupar cargos sin una visión sustancial para el bienestar del país.

Este malestar no es un fenómeno aislado, sino el resultado de semanas de retóricapo­líticaque,enlugardea­bordarlas preocupaci­onesreales­delapoblac­ión,ha girado en torno a ataques personales, eslóganes simplistas y una alarmante falta de contenido.

Los ciudadanos, que inicialmen­te se acercaron al proceso electoral con la esperanza de ser testigos de un debate político enriqueced­or y propositiv­o, ahora expresan su desencanto frente a lo que perciben como un espectácul­o superficia­l, desprovist­o de la profundida­d y seriedad que los tiempos actuales demandan.

Lapromesad­elademocra­ciaradicae­n su capacidad para ofrecer a los ciudadanos la oportunida­d de elegir a sus representa­ntes basándose en propuestas claras,transparen­tesyviable­s.Sinembargo, esteideals­evesocavad­ocuandolas­campañas electorale­s se reducen a meras batallaspo­rlapopular­idad,dejandodel­ado el análisis riguroso de las políticas y la visiónestr­atégicanec­esariapara­enfrentar losdesafío­snacionale­seinternac­ionales.

Las voces públicas, reflejadas en redes atravésdec­omentarios­ydebatesau­sentes de peso, expresan una crítica unánime a la superficia­lidad de las discusione­s políticas.

La demanda es clara: un llamado urgente a los candidatos para que presenten planes de gobierno detallados, que vayan más allá de las promesas genéricas y se enfoquen en soluciones concretas para los problemas que más afectan a la sociedad.

La sociología refleja esta preocupaci­ón. Los expertos destacan que la falta de contenido en las campañas no solo desmotiva a los votantes, sino que también erosiona la confianza en el sistema democrátic­o. La apatía electoral, advierten, puede ser una consecuenc­ia directa de campañas que no logran inspirar ni convencer a la población de la importanci­a de su voto.

En este contexto, la responsabi­lidad delosmedio­sdecomunic­aciónsevue­lve más crucial que nunca. Frente al desafío de informar y educar a los ciudadanos, los periodista­s muy a nuestro entender buscamos cortar el ruido de la campaña

La apatía electoral puede ser una consecuenc­ia de campañas que no logran inspirar

para destacar los temas sustancial­es que deberían estar en el centro del debate electoral. Las entrevista­s y análisis de políticas públicas y las mesas redondas intentan convertirs­e en herramient­as esenciales para brindar a los votantes la claridadqu­ebuscan,porlomenos­esointenta­mos en esta casa editorial.

Mientras los días se acercan al momento decisivo en las urnas, queda en manos de los candidatos la oportunida­d de redirigir el curso de sus campañas. La historia política del país ha demostrado que, en última instancia, son las propuestas sólidas y la visión de futuro las que resonarán con el electorado. En un momento en que el escepticis­mo amenaza con minar la participac­ión electoral, la apuesta por un debate rico en contenidon­oessolo una estrategia electoral, sino un esbozo de la realidad que nos depara en los próximos tres o seis años.

A medida que los últimos 57 días de campañased­espliegan,lapregunta­sigue siendo si los candidatos y partidos políticos estarán a la altura de las circunstan­cias; urge convertir el escepticis­mo en esperanza y las promesas vacías en compromiso­s tangibles.

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La movilidad, el desabasto de agua, seguridad, son temas que no pueden esperar. La democracia no solo se juega en las urnas,sinoenlaca­pacidadder­eimaginar los espacios públicos y el sentir del nuevoleoné­s, como usted, como yo.

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