El rol de madre y ser mujer: Redefiniendo nuestra identidad personal
Muchas de las mujeres que somos mamás y trabajamos tenemos un reto: encontrar además nuestro papel como mujer y como persona. La sociedad nos “obliga” a que nos centremos en la educación y crecimiento de los hijos una vez que los tenemos; además, nos bombardea constantemente con lo complicado que es balancear el papel de madre con el de trabajadora, con el de pareja, ciudadana y mujer.
Las mujeres que podemos trabajar y cuidar a nuestros hijos somos vistas como “exitosas”, cuando detrás de esta disposición existe sacrificio y se logra a costa de otros intereses o metas que también son importantes. Se nos ve como una “excepción” al rol tradicional de la madre que deja la carrera y su identidad en segundo término para ser mamá. El tan gastado discurso de llegar a la cima y concebirnos mujer, únicamente hasta que somos madres ha llegado a su fin: ahora las mujeres también queremos ser piezas fundamentales de la sociedad, propulsoras y promotoras de cambios y explorar roles nuevos.
Casi el 30% de los hogares es encabezado por una mujer. Esto significa que en uno de cada tres hogares la “mamá” es también la principal “proveedora” de la casa, la “educadora” de los hijos; además de ser la “trabajadora” en las empresas y la “contribuyente” o “ciudadana” para el gobierno y las instituciones.
Sin embargo, es importante resaltar que ser tantas cosas también tiene un costo sobre la identidad personal de las mujeres. Es decir, no nos queda mucho tiempo “o muchas ganas- de ser “nosotras”, de encontrarle propósito a nuestra vida, de seguir nuestras metas y sueños. De simplemente “ser” mujer.
Ser madre es una experiencia fascinante. Un privilegio exclusivo a nuestro sexo y una manera también de ver la vida. Esto no está en ningún momento peleado con tener sueños de carrera, de vida: querer viajar, escribir un libro, romper récords, llegar hasta donde ninguna ha llegado. Lo que quiero trasmitir es que el rol de madre no debe ser limitativo, ni debe encasillarnos: debe liberarnos, impulsarnos y mejorarnos como personas.
Por eso creo que se llega a ser madre cuando se tiene que serlo. Sin embargo, para muchas mujeres en México, la maternidad es impuesta y obligada, es restrictiva. De ahí la importancia de empezar a hablar con las niñas y jóvenes sobre la importancia de su futuro, de sus derechos y de su autonomía. Además de incidir en las comunidades donde todavía se define a la mujer únicamente como madre.