Mi Pegasus ayer se me perdio
o dice el gran Púas Olivares en una de las películas de la India María que hicieron historia, y tenía la boca retacada de razón: “El futuro económico de México está en el camote”. Por eso un abultado pelotón de comentócratas de hueso colorado, pero sobre todo tricolor, hurgan afanosamente en sus teléfonos celulares buscando una señal que los asocie con el escándalo de espionaje vía Pegasus —hoy por hoy no eres nadie si el Cisen no sigue tus pasos, tu caminar, como un lobo en celo desde la PGR, donde está su hogar— para envolverse en el lábaro patrio pero, tristemente, solo se les aparece el Negrodel
Whats en todo su esplendor. Por eso, por las finanzas del camote, a Luis Miguel le embargaron su yatecito por falta de pago y seguramente también por depilarse las cejas. Al menos no le maltraron su juguete, como el autobús de Margarita Zavala, quien va a tener que ponerle el escudo del Cruz Azul para que le tengan un poquito de conmiseración. Bueno, a la aspirante presidencial al menos no le cambiaron el nombre por el de Macartyta, como algunos exaltados de su propio partido hubieran querido (se sabe que en el PAN se llevan pesado), ni le gritaron tan feo como a su maridito, que creía que iba a Cancún a salvar a Venezuela y terminó siendo abucheado por lo de la Guardería ABC. Pobre
Jelipillo, no es lo mismo ir a la Fórmula Uno que andar en la calle.
Pero ya pensándolo bien, y en contra de quienes se cortan las venas por sentirse observados por el malévolo Big Brother de la PGR, el notabilísimo y acertadísmimo procuradorsísimo generalísimo de la República, el dotor Cervantes, ha dicho que el crimen organizado ya no es un problema de seguridad nacional, que ya todo está bajo control menos esas gavillas de maleantillos de baja estofa que por ahí eventualmente cometen algún estropicio, pues el largo brazo de la ley, como dirían el atinadísimo señor Manzur, secretario de Gobierno del Edomex, no puede estar en todo. Digo, o se aseguraba el triunfo del partido tricolor o se le ponía un alto a los feminicidios, por dió. Además, ese ranchotototototototote que tiene no se va a cuidar solo.
Otras de las razones para tener la certeza jurídica de que el Púas Olivares tenía toda la razón en lo que al tubérculo poblano se refiere, fueron los resultados de más reciente trabajo del Inegi, donde todo está predestinado por el pantone del éxito: entre más clara sea tu piel, más probabilidades tienes de conseguir un mejor empleo, puestos de dirección y quizá hasta el derecho de que tus hijos
mirreyzazos puedan matricularse en los colegios Irlandés y Cumbres de la liga del
Padrote Maciel, y protagonizar una batalla campal entre aspirantes a ninis verdes y juniors con capacidades diferentes, que mandan a sus guaruras a pelearse en su nombre, no les vaya a dar un aire.
Mi Pegasus ayer se me perdió. Fue culpa del camote.