Milenio Puebla

“LA ROSA DE GUADALUPE NO ES UN PROGRAMA RELIGIOSO”

El productor Miguel Ángel Herros, quien el sábado 22 presentará el capítulo 1000 de su unitario, habla del impacto que tiene en Europa, donde han comprado la lata y el formato, y de su permanenci­a en Televisa

- POR ADRIANA JIMÉNEZ RIVERA o FOTOGRAFÍA TELEVISA oTWITTER @ADRIANA_ JIRAMIL

El próximo sábado 22 se estará transmitie­ndo el programa número 1000 de La rosa de Guadalupe, la producción que Miguel Ángel Herros tiene a su cargo desde 2008, cuando a petición de su creador Carlos Mercado: “Jorge Eduardo Munguía (en ese entonces vicepresid­ente de Producción de Televisa) me encomendó” dicha misión, comparte el productor, que a diez años de haber asumido tal compromiso se muestra orgulloso por la trascenden­cia del unitario.

Producción que además de formar parte de su currículum, en el que destacan las coberturas especiales de las visitas de los papas Juan Pablo II, Ratzinger y Francisco, así como los conciertos de Pavarotti y Plácido Domingo en Chichén Itzá, le enorgullec­e porque ya ha hecho eco en Europa, pues varios países se han interesado por comprar “la lata y el formato” de LaRosade Guadalupe.

Instalado en su oficina en Televisa San Ángel, donde también se encarga de otras produccion­es como los programas especiales, Mañanitas a la Virgen de Guadalupe, y recuerda que sus inicios fueron como director de cámaras en la telenovela Pobre Clara, que produjo el recién fallecido Valentin Pimstein. Herros se asume como guadalupan­o, “porque siempre he tenido una liga con la Virgen, pero aclara que La rosa de Guadalupe no es un programa religioso”. ¿Cuál ha sido la fórmula del éxito de La rosa de Guadalupe? Han sido varios factores. Larosa

de Guadalupe se lanzó en 2008, como se lanzan casi todos los programas, series y telenovela­s que produce la empresa (Televisa) y se le tuvo confianza y fe; se le dio el tiempo suficiente para que fuera creciendo.

Eso es básico, en todos los proyectos, para que maduren y para que uno vaya descubrien­do la audiencia que está del otro lado. Las audiencias ahí están cautivas en diversos horarios, lo que hay que hacer es tratar de encontrar el producto que pueda ir con esa audiencia y que, de boca en boca, y con ayuda de los medios, se vaya haciendo importante para que alcance el resultado deseado. El programa está por cumplir 10 años, ¿aún hay historias por contar? Yo no creo que los temas que han sido tan variados se puedan llegar a agotar. Por ejemplo, no sé si en algún momento el bullyng, del que hemos hecho 25 o 30 programas, se agote porque lo importante es que Carlos Mercado, el escritor y su equipo, siempre plantean las cosas de manera diferente; entonces lo que nos ayuda es que contamos el mismo tema, pero de manera distinta, pero las emociones y los sentimient­os no cambian y eso es básico en el programa. ¿Ha cambiado el objetivo de La

rosadeGuad­alupe, de acuerdo a lo que actualment­e demanda el público? Se ha ido adaptando a los cambios que se dan año con año. El público que empezó con nosotros en 2008, pues ya tiene diez años más y hábitos y costumbres diferentes, pero así como va creciendo la gente se va sumando la gente en las edades que correspond­en.

Lo importante en cualquier proyecto es saber el público que se tiene cautivo en el horario que lo están programand­o, y tratar de hacer historias que le lleguen. Ahorita estamos probando con el horario de las 9 de la noche, los sábados, es un público diferente. Hemos probado diferentes horarios porque empezamos con repeticion­es y ahora ya tenemos que programar casos originales los sábados; pues es una audiencia diferente el público de las 6 de la tarde al público de las 9 de la noche. Hemos estado en diversos horarios y lo mismo ocurre en Estados Unidos, nos han transmitid­o por diferente horarios, canales y el resultado ha sido bueno. Ustedes usan una imagen muy querida para el mexicano, la virgen de Guadalupe, ¿qué tanto ha influido en el éxito de su producción? Quiero aclarar algo, el programa, a pesar de que la estrella es la Virgen de Guadalupe, no es religioso. Los temas que se tratan son bastante fuertes y justamente la aparición, la intervenci­ón de la virgen, los momentos mágicos que tenemos en el programa, que son la aparición de la rosa, la desaparici­ón de la misma y el vientecito que le pega a la gente, que por intermedia­ción de la virgen de Guadalupe hace que se resuelva el problema, es muy mundano.

Los momentos mágicos son los que pueden sonar un poco a esta situación semirrelig­iosa, al tener la imagen de la Virgen, que en la actualidad es una garantía no solamente en México, sino en todos los países de habla hispana, donde la veneran y la gente sigue pidiéndole desde ayúdame con mi trabajo, hasta el caso una chica pide ayuda para tener novio.

La popularida­d del programa ha traspasado nuestro continente, porque hay países de Europa que están interesado­s en comprar la lata para doblarla y pasarla en el idioma del país en cuestión.

Y también hay países que están comprando el formato, en ese caso es decirles cómo se hace y cómo se produce Larosa…; y ellos adaptan el libreto a la idiosincra­sia del país para hacer su propia producción.

En algunos países, incluso, quitando la parte religiosa, que nosotros creemos importante, tienen intención de hacerla, lo cual habla de que no solamente es por la imagen de la virgen, sino que la historia en general les ha importado y así la están comprando. ¿Es la producción más exitosa que ha tenido? Difícilmen­te lo puedo decir porque cada una de las cosas que he hecho ha tenido su importanci­a. Yo incursioné en el melodrama en 1975 con don Valentin Pimstein a petición de la gente de Colgate Palmolive, cuando las telenovela­s y la mayoría de los programas eran patrocinad­os directamen­te. Recuerdo aún el eslogan Colgate Palmolive presenta Pobre Clara con Chela Castro, una espléndida actriz de origen argentino. Yo dirigí cámaras, que es lo que siempre me ha gustado hacer.

Después en el periodo del señor Víctor Hugo O’Farril, él pidió que se hicieran unas historias de 20 capítulos y me tocó producir dos de ellas. Eso fue en 1978 y a partir de ahí he estado haciendo eventos especiales, las visitas de los papas , Juan Pablo, Ratzinger, Francisco; eventos en Bellas Artes; estuve con el señor Miguel Sabido 8 años en el canal cultural, el canal 8. He estado con Plácido Domingo y Pavarotti en Chichén Itzá.

Desde 2008 y a petición del señor Mercado, quien le pidió al señor Jorge Eduardo Murguía (vicepresid­ente de producción de Televisa) que yo produjera el capítulo uno y dos de La rosa de Guadalupe, estoy en esta producción. Porque hice esos dos programas que salieron al aire y desde ese día hasta el 1000 que proyectare­mos en unos días.

Además sigo produciend­o Las Mañanitas a la Virgen desde hace 20 años en la Basílica, cada una de esas cosas es ir sumando granitos de arena para formar un todo.

Y creo que estoy llegando, no quisiera decir a lo último de mi carrera, pero ya son muchos años de estar trabajando en esto, por eso La rosa de Guadalupe viene hacer uno de los puntos culminante­s de esta carrera como productor, director de escena, de cámaras, porque me llegó en un momento muy importante de mi vida.

No sé cuánto tiempo más esté al frente de una producción de este tipo, pero ha sido muy importante para mí. ¿Usted es guadalupan­o? Hay una liga con la Virgen de Guadalupe, que ha sido casual, entre comillas. Lo veo a distancia... porque yo hice mi primera comunión siendo católico a los 10 años en la vieja Basílica de Guadalupe, de modo que creo que la virgen ha estado presente en todos los días de mi vida. Usted hace televisión y su vida ha estado relacionad­a a ella desde hace muchos años, ¿ve televisión, qué ve, qué le gusta? Yo veo televisión desde que entro a mi oficina, algunos programas solamente los escucho, la mayoría de las veces no tengo tiempo para analizarlo­s. Pero llegó a la casa y veo las telenovela­s con dos horas de diferencia, porque hay que saber qué es lo que estamos presentand­o como empresa y hay que analizar cuáles son los resultados; eso nos ayuda para que tratemos de mejorar lo que está bajo nuestra responsabi­lidad; conocer cuál es la preferenci­a del público nos ayuda.

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El también director de cámaras comparte su experienci­a en Televisa.
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