América primero o primero Trump
En medio de la emergencia provocada por los efectos devastadores de
Harvey en Texas y Luisiana, Donald Trump confirmó que para él no hay nada ni nadie más importante que Donald Trump.
El mandatario convirtió su recorrido por parte de la zona afectada en un evento de relaciones públicas, una gira promocional en la que se mostró cercano a los políticos que tanto critica y alejado de las masas que asegura representar.
Flanqueado por agentes del servicio secreto, el presidente aprovechó el micrófono para aplaudir el tamaño de su audiencia y elogiar la reacción de su gobierno, mientras el agua seguía acumulándose en partes de Houston.
Todavía no se tenía, ni se tiene, una cifra definitiva de muertos o un recuento total de los daños, pero Trump ya obtuvo lo que buscaba de la tragedia, su foto en Texas.
Por eso en sus discursos no hubo palabras para las víctimas ni un reconocimiento a la solidaridad con la que miles de voluntarios se volcaron a las calles a brindar ayuda a sus vecinos. Esa no es la presidencia Trump.
La presidencia de Trump es la que se toma tiempo para indultar a Joe Arpaio en medio de la tormenta. La que amenaza con terminar el Tratado de Libre Comercio y acabar con el programa de acción diferida mientras la gente se ahoga. La que aplaude a un gobernador que habla de unión mientras impulsa leyes antiinmigrantes como la SB4. Una Casa Blanca que trabaja con republicanos en el Congreso para quitarle dinero a las víctimas de desastres como Harvey, para gastarlos en su muro. El mismo que prometió que México pagaría.
Cuando el presidente habla de América primero, lo hace en primera persona. Pobre Estados Unidos, tan lejos de Dios y tan cerca de Trump.