¿Y el candidato, apá?
El frente va. O por lo pronto, va. Desde la reunión en Chihuahua de agosto pasado en la que se reunieron las fuerzas partidistas que esta semana registraron el frente y grupos de la sociedad civil, las reuniones se multiplicaron y por primera vez después de mucho bla, bla, bla, hay un esfuerzo real para crear una tercera fuerza que en verdad compita en las elecciones de 2018 frente a Andrés Manuel López Obrador y Morena, y quien resulte el candidato del PRI.
Los partidos parecen haber hecho su chamba. La debilidad del PRD ha logrado que la nómina de tribus y sus gobernadores se hayan alineado. En el PAN, Ricardo Anaya ha arrasado a su oposición interna con cualquier tipo de tácticas y subió al partido al frente. Y, por supuesto, Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano, que trae en Jalisco a quien lidera las encuestas para ser el próximo gobernador.
No son pocos los gobernadores que arrastra esa coalición, fundamentales a la hora de la elección. Pero ni de lejos es suficiente.
En las próximas semanas se hablará mucho de cuáles son las propuestas, de si son el agua y el aceite, de si eso será imposible… Será lo de menos. El asunto central es el candidato.
Y aquí entra el segundo elemento para que el frente cuaje: los independientes y las organizaciones no gubernamentales. En la mesa de Chihuahua estuvieron Jorge G. Castañeda y Emilio Álvarez Icaza. En otras reuniones han estado otros personajes, y por el entusiasmo con el que han apoyado la acción del frente en el Congreso en el asunto de la fiscalía, otras organizaciones no gubernamentales están subidas en el proyecto frentista.
Ante el Instituto Nacional Electoral, los partidos registraron una cosa que se llama “ciudadano”.
La primera decisión que tiene que tomar el frente es si tendrá un candidato ciudadano o partidista. Si viene de alguno de los partidos, y hoy el mejor posicionado es Anaya, dueño del partido más fuerte de la alianza; podría perder el apoyo de las figuras que le dan tintes ciudadanos. Si quieren ampliar el apoyo y las miras podrían optar por abrirlo a los ciudadanos. Y ahí los nombres son los que conocemos: De la Fuente, Castañeda, Álvarez Icaza, Ríos Piter o empresarios que suenan como Alejandro Ramírez o Alejandro Martí, más los que se acumulen.
El tamaño y competitividad del frente dependerá de esa decisión. Un ciudadano puede desanimar estructuras partidistas, un hombre de partido puede desanimar a organizaciones y ciudadanos.
¿Podrán contener su ambición personal?