Milenio Puebla

Lucran con víctimas del bautizo de Atzala (19-S)

- Iván Tirzo tirzoivan@gmail.com

C rescencio López conmovió con su historia de padrastro abnegado en medios locales, nacionales e internacio­nales.

Días después del terremoto del 19 de septiembre, los medios buscaban una voz que diera testimonio de la desgracia en Atzala.

Crescencio fue esa voz que habló del bautizo de Edileth, que acabó en tragedia, al desplomars­e la cúpula de la iglesia.

El lugareño dio detalles de lo sucedido. Por él se supo que la pequeña Edileth, de solo dos meses de nacida, estaba muy enferma.

El sacramento fue programado para el 23 de septiembre. Por la enfermedad, sus padres Manuela e Ismael decidieron adelantar la celebració­n eucarístic­a el 19 del mismo mes.

La misa comenzó después de las 13:00 horas.

A las 13:14 se cimbró la tierra, la iglesia quedó en escombros. Doce de los 19 asistentes falleciero­n aplastados por las piedras, cinco más resultaron heridos, y sin un rasguño salieron caminando el cura y el sacristán.

Crescencio, abnegado, relató al mundo que Ismael sobrevivió, solo que estaba muy grave, con la columna fracturada e internado en un hospital de la ciudad de Puebla.

Por él nos enteramos que Ismael aún no sabe el desenlace, porque despertó un día después.

Cuando abrió los ojos su primera pregunta fue ¿Dónde está Manuela? ¿Cómo están mis hijas (Edileth y una niña mayor)? Tampoco tiene conocimien­to que los padrinos perdieron la vida.

López repitió una y otra vez a los reporteros que lo entrevista­ron que él es el padrastro y que él está haciéndose responsabl­e de Ismael, que él lo va cuidar al hospital donde está internado en Puebla. Crescencio fue desenmasca­rado. Alberto Torres está desde el 20 de septiembre en el piso 2 de un hospital (construido recienteme­nte) cuidando a Ismael.

Día y noche está ahí viendo la evolución de su nieto.

Alberto, de la tercera edad, está con la misma ropa, chamarra y sombrero desde hace 11 días. Por horas se la pasa sentado, por horas está de pie.

El señor Torres atendió este sábado a tres reporteros –incluido a quien esto escribe-.

Fuera del hospital pidió un teléfono para comunicars­e con Crescencio. Pronto vinieron los reclamos: “No te hagas, ya lo sé todo”, “el dinero no lo quiero para mí, el dinero lo necesita mi nieto, para su rehabilita­ción”, “en estos momentos necesita una silla especial que vale mil 800 pesos, no puede caminar, tampoco se puede sentar”, “el martes que salga mi nieto, te voy a buscar”.

Crescencio le colgó la llamada cuando escuchaba furioso al abuelo.

Crescencio acudió al sitio médico solo un par de horas la semana pasada, para entregarle mil 500 pesos a Alberto, diciendo que eran de su bolsillo, “para lo que necesitara”.

Alberto reveló que Ismael se quedó, prácticame­nte, sin familia, es hijo único, su padre nunca lo reconoció y su madre falleció hace ocho años.

Su esposa Manuela y sus hijas perdieron la vida en el temblor.

Alberto es el único consanguín­eo que le queda.

Alberto se enteró el sábado 30 de septiembre que Crescencio se quedó todos estos días en Atzala para hacer los trámites de cobro de apoyo funerario y ayuda que entregó el gobierno del estado.

Crescencio lucró con la tragedia.

Crescencio no es padrastro de Ismael, nunca fue pareja de su madre, vivió solo un tiempo con la abuela de él.

López recibió cerca de 40 mil pesos del apoyo funerario y 5 mil dólares por cada una de las víctimas de Ismael: la esposa Manuela, la bebé Edileth y la otra pequeña, en total 15 mil dólares del gobierno poblano.

Crescencio nunca solicitó apoyo médico para Ismael.

El abuelo Alberto, a pesar de no saber leer y escribir, fue quien obtuvo el número de una diputada que fue la que intervino para que no le cobraran la primera operación a la que fue sometido Ismael.

Crescencio engañó al gobierno y a los medios. Hace un par de años, este sujeto ya le había robado un terreno a Ismael, producto de la herencia de su abuela.

La nueva fechoría fue posible gracias al apoyo del alcalde priista de Atzala, Alberto Ramos Morán, quien elaboró el censo de familiares de las víctimas para que el gobierno entregara la ayuda. Ramos Morán tiene antecedent­es, fue sancionado por el Congreso del Estado, por inconsiste­ncias en su cuenta pública del año 2014, pero además ha sido señalado de robarse los víveres que han llegado para Atzala.

Fue el alcalde quien dio validez para que Crescencio recibiera el dinero, al dar su nombre en Finanzas del Estado.

Crescencio se valió de su verdadera familia para que atestiguar­a diciendo que él está al cuidado de Ismael.

Alberto Torres hizo el coraje de su vida este sábado y dice estar dispuesto a no pelear la ayuda económica, solo que está preocupado por Ismael, de ocupación campesino, porque serán más operacione­s y muchas terapias, en próximos meses o años, para que algún día vuelva a caminar.

Si hay alguien que lo pueda ayudar, hágalo, por favor.

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