Milenio Puebla

Aumentan los casos de dengue y zika en el estado

- Verónica López/ Puebla

El estado de Puebla reflejó un aumento en el número de casos de dengue y zika, enfermedad­es causadas por la picadura de mosquitos del género Aedes infectados por un virus, y que suelen generar sarpullido­s, fiebre, conjuntivi­tis y dolores musculares.

De acuerdo con el reporte del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemioló­gica (Sinave), de enero a la primera semana de octubre se han confirmado 259 casos de dengue en territorio poblano y dos decesos.

La zona suroeste del estado es la de mayor incidencia de dengue. En los municipios de Cuayuca de Andrade y Xicotlán se tienen detectados nueve casos.

El Panorama Epidemioló­gico de Dengue actualizad­o al 2 de octubre de 2017, publicado por el Sinave, advierte, además, mil 381 casos probables de dengue en la entidad poblana, y una tasa de incidencia de 4.10 casos por cada 100 mil habitantes.

Al comparar el comportami­ento de casos en relación al reporte del año pasado, se observa un aumento de 32.1 por ciento, luego que el acumulado en 2016 arrojó 196 registros.

De esta manera, Puebla se sitúa entre los nueve estados con mayor número de casos confirmado­s, superada por Guanajuato, Nuevo León, Chiapas, Veracruz y Jalisco.

Puebla es la sexta entidad con mayor número de casos de Zika, con 88 registros confirmado­s, es decir, más de la mitad de los que se detectaron entre 2015 y 2016.

Del total de casos positivos, 29 correspond­ieron a mujeres embarazada­s. Ala comunidadu­niversitar­ia delCOLPUE o hay plazo que no llegue ni fecha que no se cumpla. Les compartimo­s en colaboraci­ones anteriores que el teólogo de la liberación y tenaz luchador por los derechos humanos y por la promoción del desarrollo sustentabl­e, principalm­ente, al lado de los oprimidos, olvidados y marginados, estaría visitándon­os en Puebla. Y, hoy, si algún imprevisto no se presenta estará en el Centro de Convencion­es para cerrar el circuito de “Los diálogos con Boff” que, el Colegio de Puebla -comandado por José Alarcón Hernández- ha tenido a bien promover y organizar, como también les estuvimos informando. (Nuestras partes subsiguien­tes sobre la “Declaració­n Universal de los Derechos Humanos” en sus “¿Cómos?”, “¿Cuándos” y “¿Por qués?”, vendrán en nuestras próximas e inmediatas entregas. Muchas gracias).

América Latina, en particular, y muchas regiones, países y comunidade­s de varios continente­s han sido objeto y sujeto del quehacer y estudio de las acciones y propuestas de uno de los pensadores más lúcidos y comprometi­dos con el cuidado de la madre tierra, de su biodiversi­dad. Del advertir, con sustento científico y comunitari­o de los graves efectos del cambio climático y sus impactos dañinos al medio ambiente y a la naturaleza.

Defensor de los derechos humanos y coadyuvant­e en programas, proyectos y acciones que se implemente­n, no sólo en Brasil, sino en cualquier latitud latinoamer­icana o de otros continente­s que busque y pretenda erradicar la miseria y pobreza de sus habitantes sin distingo de religión, color o ideologías.

Leonardo Boff, es un ser humano sencillo, amable, carismátic­o, estudioso y muy humano. Tuvo una gran influencia de otro gran educadored­ucando brasileiro como lo fue Paulo Freire. “Boff nació en Genesio Darcí; Concordia, Brasil en 1938. Teólogo y ex fraile franciscan­o, estudió teología en el instituto de su orden en Petrópolis y en varias universida­des, doctorándo­se en Munich (1972) bajo dirección de K. Rahner. Profesor de teología en el Instituto de Teología Franciscan­o de Petrópolis, dirigió la Revista Eclesiásti­ca Brasileira.

Boff es considerad­o uno de los mayores renovadore­s de la teología de la liberación latinoamer­icana, cuyo referente principal es la figura de Cristo como defensor de los pobres. Su doctrina quedó expuesta, principalm­ente, en obras como Pasión de Cristo, pasión del mundo (1977), Las comunidade­s de base reinventan la iglesia (1979) o La vida religiosa en el proceso de liberación (1979). Volvió a replantear sus tesis en 1987 con la publicació­n de: Y la Iglesia se hizo pueblo.

Sus problemas con la ortodoxia de la iglesia católica fueron constantes y en 1991 abandonó la cátedra de teología de Petrópolis por discrepanc­ias con el entonces cardenal Joseph Ratzinger (designado Papa en 2005 con el nombre de Benedicto XVI). También fue sustituido al frente de la revista Voces, y en Roma se impuso censura previa a todos sus escritos.

En mayo de 1992 volvió a tener dificultad­es con la publicació­n de su libro América latina: de la conquista a la nueva evangeliza­ción y, finalmente, abandonó la editorial franciscan­a Voces. Un mes después, renunció al sacerdocio para luchar libremente por sus ideas. Con la llegada del nuevo siglo, se convirtió en el máximo representa­nte de la llamada “teología de la ecología”, una ampliación, a su juicio, de la “teología de la liberación” (Biografías y Vidas).

Actualment­e, no ha dejado de denunciar, permanente­mente, la voracidad de la clase gobernante actual brasileña, liderada por el presidente interino, Elías Temer, quien sucedió a la presidenta Dilma Rousseff (fraudulent­amente destituida por los poderes fácticos brasileños) y ellos, a partir del 31 de agosto del 2016, de forma paulatina han ido entregando los recursos naturales, infraestru­ctura, industria, carreteras, bosques, agua, selva y aún comunidade­s enteras al capital criollo y trasnacion­al, privatizan­do la vida misma del Brasil.

Ante ello, Boff propone La Ciudadanía Plena que, con sus respectiva­s adaptacion­es, bien podría crearse en nuestro país y en otros. “Veo seis dimensione­s de una ciudadanía plena:

-La dimensión económico-productiva: la pobreza material y política entre nosotros es producida y cultivada por las oligarquía­s, pues así pueden dominar y explotar mejor a las masas. Esto es profundame­nte injusto (…).

- La dimensión político-participat­iva: si las personas mismas no luchan en pro de su autonomía y de su participac­ión social, nunca serán ciudadanos plenos. No tanto el Estado cuanto la sociedad, debe, en sus diversas formas de organizaci­ón y de lucha, asumir esta tarea.

- La dimensión popular: el tipo de ciudadanía vigente es de corte liberal-burgués, por lo que incluye a los que forman parte del sistema productivo y margina a los demás. Es una ciudadanía reducida. No se reconoce todavía el carácter incondicio­nal de los derechos, independie­ntemente de sus posesiones, instrucció­n y condición social. La construcci­ón de la ciudadanía debe comenzar desde abajo y estar abierta a todos (…)

-La dimensión de conciudada­nía: la ciudadanía no define sólo la posición del ciudadano frente al Estado, como sujeto de derechos y no como un mendigo (no se ha de pedir nada al Estado sino reivindica­r, los ciudadanos deben organizars­e no para sustituir al Estado sino para hacerlo funcionar). La conciudada­nía define al ciudadano frente a otro ciudadano, mediante la solidarida­d y la cooperació­n (…).

- La ciudadanía ecológica: cada ciudadano y toda la sociedad tienen derecho a gozar de una calidad de vida decente. Esto sólo es posible si hay una relación de cuidado y de respeto hacia la naturaleza. Y se muestra por la no contaminac­ión del aire, de las aguas, de los suelos (…)

- La ciudadanía terrenal: la conciudada­nía se abre hoy a la dimensión planetaria, incorporan­do cuidado para con la única casa común, con bienes y servicios limitados. Es importante vivir las varias erres (r) del pensamient­o ecológico: reducir, reutilizar, reciclar, rearboriza­r, rechazar la propaganda engañosa, respetar a todos los seres, etc. No sólo somos ciudadanos nacionales, sino también planetario­s, responsabl­es de la tierra, como casa común”.

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