Cae ánimo mexicano en negociación de TLC
Las medidas proteccionistas planteadas por EU abren la posibilidad de vivir sin acuerdo comercial hasta que Trump deje la presidencia
Ayer se pusieron los guantes, ya que los negociadores iniciaron una dura cuarta ronda de conversaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), pero el estado de ánimo en México se deterioró fuertemente ante la perspectiva de un acuerdo.
Una propuesta de Estados Unidos para proteger sus productos de temporada, que presentaron los negociadores en Ottawa durante la tercera ronda de conversaciones el mes pasado, fue un mal presagio antes de las demandas de EU para el sector automotor, las cuales se espera que se pongan sobre la mesa en Washington esta semana, dicen los líderes empresariales que acompañan a los funcionarios mexicanos.
Ahora comienzan a hablar acerca de la posibilidad real de que México abandone o que se caigan las negociaciones, y la perspectiva de vivir sin el TLC hasta que Donald Trump deje la presidencia.
Las crecientes tensiones se canalizaron hacia el peso mexicano, alimentadas por el presidente estadunidense, que una vez más habló acerca de descartar el pacto, y la moneda se hundió a su nivel más bajo desde principios de junio, a casi 19 pesos por dólar.
Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, hace visitas relámpago a Washington y México esta semana para tratar de mantener el acuerdo en el buen camino. “Si me hubieras preguntado al principio de este proceso, pondría las posibilidades de éxito en 7030”, dijo Bosco de la Vega, jefe del Consejo Nacional Agropecuario, parte del equipo empresarial mexicano que trabaja estrechamente con los negociadores oficiales. “Después de la tercera ronda diría que eso es al revés”.
Thomas Donohue, jefe del principal grupo de cabildeo empresarial estadunidense, también hizo sonar las alarmas.
En una reunión con líderes empresariales en México en vísperas de las conversaciones —cuando 300 cámaras estatales y locales de los 50 estados de EU escribieron una carta a la Casa Blanca para instarla a “no hacer daño”—, el jefe de la Cámara de Comercio de EU se comprometió a “pelear en cuerpo y alma” para salvar el tratado trilateral, a pesar de lo que él llamó varias “propuestas proteccionistas que todavía están en la mesa y que podrían condenar todo el acuerdo”.
El gobierno de México sostiene desde hace mucho tiempo que es mejor no tener un acuerdo que tener uno malo, pero el tono oficial busca permanecer optimista. Sin embargo, Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores, dijo en una audiencia en el Senado el martes que “México es mucho más grande que el Tratado de Libre Comercio y que debemos estar preparados para los diferentes escenarios que puedan surgir de esta renegociación”. Agregó: “Solamente vamos a continuar en este proceso y en este tratado si es en el interés nacional”.
Juan Pablo Castañón, jefe del Consejo Coordinador Empresarial, la confederación patronal más grande del país, públicamente presentó la posibilidad de que México se retire de las negociaciones. Hasta ahora, muchos pensaban que cualquier rompimiento se desataría por la frustración de Trump con el pacto de 23 años de antigüedad que, según él, demostró ser injusto para Estados Unidos y llevó a que fábricas y empleos se fueran al otro lado de la frontera hacia México al representar un menor costo.
Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, otra asociación empresarial, dijo que la propuesta de EU de proteger los productos de temporada “claramente nos preocupó, es una señal de lo que piensan”. La respuesta puede ser una pausa para el TLC, sugirieron él y otros líderes empresariales. “Si las condiciones de negociación no están allí, es mejor no tener un TLC durante algunos años y regresar a las reglas de la Organización Mundial del Comercio que aceptar un mal acuerdo”, agregó De Hoyos.
En las tres rondas de conversaciones previas se lograron algunos avances, pero no sobre los asuntos difíciles. Con siete rondas de negociaciones programadas para antes de que termine el año, en un calendario apretado diseñado para terminar el acuerdo antes de las elecciones presidenciales en México y las de mitad de periodo en Estados Unidos en 2018, finalmente se espera que en las negociaciones de esta semana se presentan temas claves. Pero los obstáculos incluyen la cláusula denominada de extinción, que presentó Estados Unidos para poder eliminar al TLC después de cinco años, a menos que las tres partes vuelvan a negociar; la insistencia de EU de utilizar el pacto para reducir su déficit comercial de 64 mil 300 millones de dólares con México, y el deseo de Washington de ver un mayor contenido estadunidense y norteamericano, las llamadas reglas de origen, en las autopartes. “No puedes tener reglas de origen tan estrictas que te vuelvan poco competitivo”, dijo Eduardo Solís, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que también acompaña a la delegación oficial.
Sostiene que el contenido estadunidense en los vehículos ensamblados en México es tan alto como 39.5 por ciento, y 52 por ciento en el caso de los automóviles que se arman en Canadá. Si se fabricaran en Estados Unidos, dijo, eso sería “menos de 2.5 por ciento... todo el mundo pierde con reglas de origen estrictas”.
Wilbur Ross, secretario de Comercio estadunidense, dice que su país está perdiendo, pero Luis de la Calle, ex negociador mexicano del tratado, sostiene que sus argumentos son deficientes.
Solís mantiene la esperanza de que se pueda llegar a un acuerdo. “Todavía estamos a tiempo, estamos a principios de octubre”, dijo. Pero agregó: “El asunto no es cuestión de tiempo, es de sustancia”.