Uber y la inseguridad pública
PABLO RUIZ MEZA pablo.ruiz@milenio.com
En materia de seguridad pública, pareciera que no se puede ya confiar en nada, particularmente, si se trata del transporte público.
La primera preocupación de las familias poblanas fue el temor e incertidumbre de ser asaltados a bordo del transporte de pasajeros.
De los atracos en los microbuses y autobuses, con el robo de celulares, dinero y otras pertenencias de los pasajeros, los delincuentes pasaron a la grave comisión de delitos de homicidio en el transporte. En este año se han contabilizado cuatro casos.
Y cualquier padre de familia o ciudadano podría pensar que la forma de evadir los asaltos en el transporte y viajar con seguridad, podría resolverse con una aplicación “APP” para el servicio de Uber o Cabify.
Ahora resulta que tampoco se puede confiar en ese tipo de servicio, luego de conocerse el monstruoso asesinato de la estudiante de la Upaep, Mara Fernanda, en manos de un criminal que conducía un automóvil del servicio Cabify.
Con este escándalo, el gobierno estatal tomó la decisión de cancelar el permiso de servicio a la empresa Cabify, nadie podía estar en contra porque se trató de un asunto indefendible.
Pero junto con el decretazo de retirar el permiso, el gobierno no acompañó la decisión con una serie de acciones preventivas de seguridad, que pasaba por revisar todos los datos de los vehículos y conductores de Uber, de los choferes del transporte colectivo o del servicio de taxis.
Simple y llanamente no lo hicieron, cuando era su obligación. Ahora nos enteramos que un chofer de Uber está involucrado en el homicidio de otra universitaria, Mariana, de la Facultad de Derecho de la UAP.
Ridículamente, la empresa Uber se deslinda del caso al asegurar que en el asalto y crimen de Mariana no se usó la plataforma para cometer el ilícito, pero reconocen que el auto y el chofer implicados pertenecen a esta empresa.
Lo admitido por Uber confirma que la autoridad correspondiente, no ha hecho su tarea para salvaguardar la seguridad de los poblanos al no revisar los perfiles de quienes prestan ese servicio. Hoy, nadie puede garantizar que detrás del volante de un Uber no va un criminal en potencia.
Para no dejar ninguna duda del temor fundado por la inseguridad al usar ese tipo de servicio, el mismo titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de esta ciudad capital, revela que detrás de la plataforma Uber se esconden bandas de delincuentes y diez de estos choferes, han sido detenidos en flagrancia cometiendo delitos.
La autoridad deberá empezar por aclarar quiénes son los empresarios que monopolizan las flotillas de vehículos de Uber, porque de confirmarse que se trata de políticos y ex gobernadores, entonces estaríamos hablando de un caso de impunidad y tráfico de influencias.