Milenio Puebla

Muertos de risa

- Fabián Pulido Twitter: @FApulido

Así viven los miembros de las cúpulas del poder la temporada de difuntos. Las carcajadas no pueden resonar más en las paredes y domos de San Lázaro. Les hicieron “de chivo los tamales” a los aspirantes a independie­ntes.

¿Cómo imaginar que los padres del juego electoral, o sea los partidos políticos de México, iban siquiera a darle alguna oportunida­d a aquellos ciudadanos y a otros más que de banqueta, ladinos, de aspirar a la “silla presidenci­al” sin antes caminar por fuego?

Y entonces se remangaron las camisas y las blusas para que el sueño conciliado­r de ser un “independie­nte” nunca se llevara a cabo, tratándose sobre todo de la búsqueda de la presidenci­a de México, ¡vaya osadía de estos “inexpertos” ciudadanos! Tomaron, pues, papel, pluma y con la lengua apretada diseñaron el sinuoso camino.

Por ejemplo, cualquiera de los 48 aspirantes a independie­ntes que lograron pasar el primer filtro, como si se tratara de un casting vulgar de La Academia, tiene que reunir (cada uno de ellos, no crea usted que haciendo equipo) más de 866 mil firmas relacionad­as directamen­te a una credencial de elector. Para ser preciso, 866 mil 593 rúbricas en un lapso de cuatro meses. Y si por un instante piensa que esta empresa es posible, tratándose de 120 días como plazo único, le desgloso la aventura por semana: más de 50 mil firmas, mejor aún, 7 mil 216 nombres del padrón para ganar el pase a la elección y de allí, el camino a la fama con balcón presidenci­al incluido. ¿Quién se anima?

Hasta el momento, con base en cifras del Instituto Nacional Electoral, la más cercana a la recta final de los así llamados independie­ntes es Margarita Zavala. No obstante, de ser la más avanzada es, al final, la que encabeza un lugar (en el tablero) lejos, muy lejos de la codiciada meta; tan solo lleva poco más de 35 mil firmas. O sea, le faltan 833 mil. Ánimo Margarita.

A este paso y con una aplicación dada por el INE para recolectar firmas que lejos de ayudar atrasa, no habrá independie­nte alguno para la presidenci­a de este país. La trampa fue puesta con alevosía y ventaja.

Y en Puebla, para desgracia de un sector de la población, el que pintaba para buscar la gubernatur­a con alma y perfil ciudadano, aunque bajo las siglas de un partido político, ya se bajó del caballo. Es el doctor Enrique Cárdenas, ex rector de la UDLA (ahora Udlap), a quien a más de uno había emocionado con sus intencione­s, pero que al final del día no contó con el colmillo y la maquinaria del senador Barbosa, de quien yo pronostiqu­é su ambicioso proyecto desde el primer segundo que decidió renunciar al partido del sol azteca. Y lo dije al aire: “Barbosa no da un paso sin guarache, esa candidatur­a ya la pactó con López Obrador” y, como ya es costumbre, le atiné.

De risa mortal. Pobres aspirantes a independie­ntes. Pobres electores. (Mejor me voy a ver Coco, ese México sí me gusta).

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