La pirámide de Keops
El edificio presenta una sección transversal similar a la de la Gran Galería, ubicada justo debajo, y es tan grande como para albergar un avión
Para llegar a este nuevo hallazgo, los expertos han recurrido a diversas técnicas, todas ellas no invasivas para no dañar el monumento. Una de ellas fue el uso de muones, partículas cósmicas que se activan cuando las subatómicas procedentes del espacio exterior entran en contacto con la atmósfera terrestre.
ScanPyramids detalla en su página web que esta técnica no invasiva permite “escanear” la pirámide pese al grosor de las rocas, al igual que los rayos X facilitan la visión dentro del cuerpo humano.
Los muones atraviesan sin problemas las zonas de vacío, y en las partes más densas son absorbidos o desviados, por lo que el estudio de su trayectoria, con detectores extremadamente sensibles colocados en distintos puntos, revela posibles “anomalías” en el interior.
La termografía infrarroja, con la que se estudia la radiación que emiten los cuerpos, contribuyó a modelar la pirámide en 3D, a mejorar las mediciones y a precisar la existencia de ese vacío, en cuyo interior se ignora si hay algún objeto.
El hallazgo fue refrendado por tres institutos diferentes; de ahí también la importancia y validez del estudio. La cavidad, bautizada como ScanPyramids Big Void, fue observada por primera vez gracias al uso de “películas de emulsión nuclear instaladas en la Cámara de la Reina”, que fueron examinadas en la Universidad de Nagoya, en Japón.
Expertos de la Organización de Investigación del Acelerador de Alta Energía KEK, en Tsukuba, Japón, confi rmaron después su existencia con un hodoscopio (detector de rayos cósmicos), también instalado en la cámara antes mencionada.
Y, por último, este hallazgo fue refrendado con “detectores de gases instalados en el exterior de la pirámide” por la Comisión Francesa de Energía Atómica (CEA) de la Universidad París Saclay, Francia.