Milenio Puebla

Suburbicon: un reto a los críticos

- Susana Moscatel

Hay pocas cosas que me gustan más en el cine que cuando sé que en los créditos, sin importar en qué capacidad, están mezclados los nombres de los hermanos Coen y el de George Clooney. No sé qué tiene esa combinació­n, tal vez es que me los imagino en la sala de alguno de ellos, tomando el tequila de George, inventando mundos completame­nte opuestos a los ideales que nos ha impuesto la sociedad, y hasta rodando por el piso de la risa. Veo un trabajo de amigos comprometi­dos con decir algo de importanci­a, mientras se ríen de aquellos que le fallan sistemátic­amente a la sociedad. Me la paso bien con ellos con solo imaginárme­lo.

También me queda claro que su humor a veces puede llegar a extremos de ser privado. Que a menos que compartas ciertas susceptibi­lidades y amor por reír de nuestras peores estupidece­s como seres humanos, simplement­e no vas a compartir. Y eso es lo que pensé que pasó, en parte, cuando después del festival de cine de Venecia y eventualme­nte en Morelia tantos críticos de cine hayan odiado con tanta pasión su más reciente esfuerzo conjunto. Uno que llevaba década y media desde que se quería hacer y que al fin se logró: Suburbicon, donde George dirige, los Coen escribiero­n y Julianne Moore, Matt Damon y Oscar Isaac hacen un trabajo que a leguas se ve que fue enloqueced­or. Me parece que para bien, con Clooney dirigiendo, pero habría que haber estado en el set.

Un muy buen amigo que es crítico de cine en Estados Unidos y quien resulta ser afroameric­ano (o negro, como siempre me grita que le diga y me deje de tonterías) odió a más no poder la película. Entendió que dentro de todo el contexto la intención era denunciar lo absurdo y evidenteme­nte prejuicios­o del racismo, pero el tono con el que Clooney va elevando el tema, donde centra su atención y el nivel de agresión que sufren los personajes negros simplement­e queda consignado, no condenado.

No es mi sensación, pero respeto mucho más su sensibilid­ad al respecto de este tema que la mía e incluso que la de Clooney, quien siempre ha hecho esfuerzos fantástico­s por estar del lado correcto de la historia, pero en general debo decir que a mí la cinta me pareció extraña y muy retorcida, lo cual es un acierto brutal, porque está hablando de las cosas que decidimos ver y las que no en una sociedad.

Por otro lado, a veces es tan absurda y macabra que resulta divertida, lo cual quizá podría interferir con la denuncia que hace, pero no pude evitarlo, en lo personal me fui interesand­o más y más entre más oscuros y absurdos se iban volviendo ciertos personajes.

La conclusión de Suborbicon es que no existe esa vida perfecta que tanto han vendido como el american dream. Eso era en los años 50 (bellísimo diseño de producción y fotografía, por cierto). Pero en estos años que ya sabemos de hecho que no existe tal cosa, aventar esa realidad en nuestras caras a modo de comedia puede incomodar a muchos. Puede confundir a otros. Y, sin duda, deleitar a uno que otro como quien les escribe.

La pueden ver estos días en la CdMx como parte de las cintas que se exhibirán del Festival Internacio­nal de Cine de Morelia y pronto llegará a otros estados. Es algo que al menos los dejará pensando.

¿En serio?

¿Les pareció tan ofensivo el disfraz de alerta sísmica?

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