México ayuda al MD Anderson a estudiar el cáncer de próstata
Un especialista de ese centro estadunidense afirma que el Incan es un aliado esencial para analizar muestras, comparar y detectar los genotipos comunes del padecimiento
La División de Medicina del MD Anderson Cancer Center, de la Universidad de Texas, lleva a cabo alrededor de mil 400 protocolos de investigación basados en la recolección de muestras de sangre y de tejido, de acuerdo con el tipo de tumor, para detectar el comportamiento de las células malignas y probar tratamientos que están desarrollando dirigidos a contener o evitar el avance de dicha enfermedad.
George Wilding, director académico adjunto de Investigación Clínica e Interdisciplinaria en el MD Anderson explicó en entrevista que los acuerdos de colaboración los han establecido con más de 70 instituciones a escala mundial y, en el caso de México, trabajan de manera particular en analizar, secuenciar de manera genómica e en identificar las particulares del cáncer de próstata con el Instituto Nacional de Cancerología (Incan).
Aliado esencial
El cáncer de próstata, refirió, resulta de interés para el Incan y para el MD Anderson por tratarse de las principales causas
El trabajo con el Incan, “una relación hermana muy importante a fin de dar respuesta científica”
de muerte en Estados Unidos y en México.
Wilding refirió que el Incan resulta “un aliado esencial” en dichos protocolos de investigación clínica, ya que analizan de manera conjunta las muestras clínicas para comparar y detectar los genotipos comunes, así como todo aquello qué los hace diferentes en ambos lados de la frontera.
Se trata de un trabajo de investigación esencial que dotará de información al resto de las instituciones internacionales y permitirá establecer criterios básicos de detección oportuna y de los tratamientos que se deben de otorgar a cada paciente considerando su perfil genético, su predisposición y su historial.
Inclusive, aseveró, se están estableciendo criterios más amplios, ya que han comprobado que un tratamiento no es necesariamente adecuado, aun cuando se trate de familiares con la misma patología. En los protocolos están probando varias drogas a efecto de contar con evidencia sobre lo que realmente funciona en cada paciente y se están estableciendo las bases para que, incluso cuando los pacientes sean hermanos, tengan intervenciones terapéuticas personalizadas.
Las inmunoterapias, subrayó, representan uno de los mayores avances de la medicina, pero “se debe de ser realista, funciona en unos y no en otros”.
Por ello, la investigación bilateral “pretende responder por qué un mismo tipo de cáncer localizado entre integrantes de una misma familia resulta imposible de tratar con la misma inmunoterapia”, destacó.
En sus recomendaciones, el MD Anderson sugiere a los varones con mayor riesgo que se hagan un examen de detección de cáncer de próstata cada año a partir de los 45. El experto explicó que en esos casos no es conveniente el antígeno prostático, sino hacer estudios profundos, resonancia magnética o ecografía, e incluso realizar una biopsia transrectal. Si las pruebas indican cáncer de próstata, se debe determinar qué se hará, porque no todos los pacientes requieren un tratamiento inmediato.
Largo trecho
Si bien las principales instituciones del mundo están desarrollando terapias, intercambiando información y efectuando protocolos conjuntos, Wilding aclaró que aún es imposible determinar cuándo contarán con todos los elementos científicos dirigidos a evitar que las personas con predisposición y factores de riesgo desarrollen tumores malignos a lo largo de su vida. “Hay muchos tipos de cánceres y, a su vez, muchos subtipos. Estamos dando pasos firmes pero uno a la vez. Hemos encontrado en algunos casos tratamientos muy efectivos pero en otros hay mucho trabajo por hacer. El recorrido es aún largo”, aseveró.
Existen inmunoterapias que frenan el cáncer, pero eso en absoluto significa erradicar la enfermedad, advirtió.
Por ello, el trabajo con el Incan “para nosotros representa una relación hermana muy importante a fin de dar respuesta científica a todas esas interrogantes”. De ahí que las alianzas abarquen también la capacitación constante del personal del Incan en el MD Anderson con aparatos sofisticados que se encuentran en sus instalaciones.
Las dos instituciones, dijo, tienen los mismos propósitos: lograr que el cáncer sea tratable como cualquier otra enfermedad crónica a través de medicamentos y se logre el día en el que baste tomar una píldora para que la gente, aunque sufra de dicha enfermedad, pueda mantener bajo control su padecimiento. “Ese es nuestro propósito fundamental, el siguiente gran paso será encontrar la cura, algo que aún no sabemos sí sucederá; por lo pronto, ante esa imposibilidad la meta central es controlarlo”, aseveró.
Factores
Existen varios factores que impiden lograr el objetivo. Uno de ellos es el envejecimiento poblacional y el hecho de que los tratamientos existentes resultan altamente costosos. “Causa estrés en los sistemas de salud, por eso debemos enfocarnos en desarrollar tratamientos más efectivos. No económicos, sino eficaces”, señaló.
En opinión de Wilding, “las políticas públicas deben de centrarse, justamente, en promover la eficacia. Se debe de partir de diferentes variantes que van desde la predisposición genética, hasta el entorno, que implica factores vinculados como la obesidad y el tabaquismo”.
Por eso, el MD Anderson y el Incan trabajan también en alianzas estratégicas para encontrar los mecanismos adecuados para que la gente joven no fume. “Estamos haciendo un enorme esfuerzo para crear generaciones libres de humo de tabaco”, abundó Wilding sobre dicho programa que, entre otros, impulsa en México Hilario Mata, director de Programas Académicos Globales del MD Anderson Cancer Center, para reducir el cáncer de pulmón.