Migración, tema ausente entre aspirantes a la Presidencia
El tema ausente entre los aspirantes a la Presidencia de México de los diferentes partidos políticos es el problema de la migración, fenómeno complejo para el cual no existe una fórmula mágica.
La migración es multifactorial y comienza desde el legítimo derecho de una persona a un mejor nivel de vida, pasando por los problemas económicos de una región, hasta llegar a la única salida ante las adversidades personales, grupales o sociales.
El jueves, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, demandó a la administración del presidente, Donald Trump, un trato digno, así como respeto al debido proceso de los mexicanos en Estados Unidos, especialmente, los indocumentados.
Durante una visita de trabajo en Washington, el ombudsman mexicano se reunió con altos funcionarios de los departamentos de Estado y de Seguridad Interna (DHS), para abordar las preocupaciones de la CNDH sobre el “discurso xenofóbico y de odio” contra los migrantes.
La voz del ombudsman mexicano debería tener eco entre todos los aspirantes a un puesto de elección popular, sin embargo, la migración y los problemas derivados son ignorados y dejados en un segundo o tercer plano.
Se estima que, al menos, 690 mil jóvenes, la mayoría mexicanos, son benefi ciarios del Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Los jóvenes conocidos como “dreamers”, entre ellos, poco más de 65 mil poblanos, no son considerados en ningún plan de trabajo y parece lejano que sea un tema crucial en las campañas para las elecciones de presidente, integrantes del Senado, diputaciones federales, gobiernos de estados, diputaciones locales y presidencias municipales.
Como lo propuso González Pérez, el gobierno mexicano debe escoger algunos casos emblemáticos de “dreamers”, de tal manera que puedan sentar un precedente legal en Estados Unidos y, al mismo tiempo, es necesario, que la administración federal, así como los gobiernos locales, estén listos para un eventual regreso de los jóvenes.
El problema no es menor porque si el Congreso de Estados Unidos no aprueba un mecanismo de alivio migratorio para los “dreamers”, los jóvenes indocumentados empezarán a ser elegibles para la deportación a partir de marzo de 2018.