a reconocido el Pentágono que, en efecto, tenía un programa de 22 millones de dólares para investigar el fenómeno ovni. Y no solo eso; también reveló que tenía informes bien fundamentados de pilotos de aviación más confiables que Maussan y Pedro Ferriz juntos que reconocían haber visto — con videos incluidos— objetos voladores no identificados.
Esto me parece una señal clara de que los extraterrestres, a los que de manera genérica conocemos por marcianos, están al borde de mostrarse al mundo. Y no para conquistarnos como indican las películas del género como Nacido el 4 de julio o
Mars attacks de Tim Burton, ni para convertirnos en sus mascotas como indican el clásico “Pets” de la legendaria banda Jane’s Adicction, sino con el fin de poner a la humanidad en su lugar luego de siglos de empeñarse en llevar al planeta a los confines del rancho del Peje.
En vez de salir de sus escondrijos para chuparle la sangre a las personas luego de someterlas a terrores indecibles como en La guerra de los mundos, lo harán para arrebatarle el poder a los civiles en el mejor estilo de la ley de seguridad interior.
Desde aquellas inverosímiles naves intergalácticas empezarán por deshacerse de Donald Trump y sus seguidores que estorban para casi todo, luego seguirán con los directivos del Cruz Azul que nada más no dan una y después de acabar con ISIS, el conflicto árabe-israelí y toda célula terrorista, no sin antes restablecer el equilibrio ecológico dando al traste con los intereses de las grandes trasnacionales, entrarían al tema más difícil: México. Adiós al Partido Verde que es capaz de pagarle 2 mdp por tres tuits a Facundo (solo a ellos se les ocurre tratar de llegarle a los millennials vía el chavorruco oficial); ataque directo a la impunidad, la inseguridad y la impunidad — esas que dicen que oficialmente no existen, que son producto de nuestros nervios— lo cual sin duda tendrá que pasar más que por un acto violento, por una lobotomía colectiva y sin anestesia; baja definitiva a las elecciones mexicanas que son un laberinto de pasiones insanas, contrasentidos (la ultraderecha unida a la izquierda y no por las mejores razones), hipocresía, insensatez, melodrama ranchero, estulticia, desmesura, superficialidad, pésimo sentido del espectáculo, jaladas, cursilería, abusos y nauseabundas costumbres y demás desviaciones de una democracia marca patito con una partidocracia de octava.
Ante tamaños escenarios de la decadencia de las estructureichons y una visión apocalíptica de las herencia tecnocráticas del México lindo y qué lindo, los extraterrestres se preguntarán qué diablos habrán hecho los mexicanos para merecer todo esto.
“Habrido” el camino, diría Alejandro Murat, por la ruta de los que han “volvido”, los alienígenas llegarán ya, bailando ricachá, que así llaman en Marte al chachachá.