2018: espiral violenta
El afán inevitable de hacer previsiones crea la ilusión y fantasía del futuro. Y así países y regiones suponen y entienden que existe el futuro, lo mismo que el pasado.
En el caso de la República mexicana, la marca del pensamiento actual es la que advierte y previene acontecimientos posibles y probables. Y dado el caso de que el planeta está en violencias ubicuas, se hacen propuestas.
El presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, hace augurios. Acierta en recordar que: “desafortunadamente para todos, estamos cerrando un año que, por la tasa de homicidios, será de los más violentos de los que tengamos memoria y habrá que estar muy atentos para que un brote de inseguridad no se convierta en un inhibidor para que los ciudadanos emitan su voto el día de la elección”.
No cree el funcionario que la convulsión social actual no es un elemento determinante como en años anteriores, cuando estuvieron en riesgo los comicios. Aclaró que existe una frontera que el INE nunca habrá de pasar cuando se trate de garantizar la seguridad de los funcionarios y ciudadanos el día de la elección.
“Es una tarea compleja en la que estamos atentos, pero el día de hoy, a pesar de esa tensión y de ese monitoreo constante de las condiciones de inseguridad a lo largo y ancho del país, no estamos en una circunstancia en la que veamos que este fenómeno lacerante constituya un impedimento para que las elecciones se lleven a cabo”, aseveró.
La cuantía de elecciones del año próximo es más que acuciante. Se previene y hace saber que el instituto se ha preparado durante tres años para hacer frente a la elección del próximo 1 de julio, en la que se disputarán 3 mil 406 cargos a nivel federal y local, para la cual las experiencias de comicios pasados hoy representan una fortaleza institucional.
Junto con la espiral de violencia se producen discrepancias, como la que existe entre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el INE.
Pero está claro que las violencias graves que existen en estados perdidos en mucho para la paz social —destacan por supuesto Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y recientemente Jalisco— han llevado a homicidios de políticos.
El hecho de que haya tenido que imponerse legislación para que las fuerzas armadas no se dediquen a la vigilancia policiaca, evidencia que México sí que está ante una espiral de violencia.
Y las deficiencias, pobreza y complicidades de las fuerzas militares auspician que la espiral se torne turbulencia nacional.