Milenio Puebla

Los costos para los migrantes

- JAIME ZAMBRANO jaime. zambrano@milenio.com

Los costos de los viajes que realizan los migrantes para llegar a Estados Unidos son variados, sin embargo, el más importante es el de la vida, porque siempre están frente a riesgos.

Aquellos que deciden viajar en tren deben pagar hasta 100 dólares por ir de una estación a otra; mientras que quienes utilizan autobuses o combis, pagan por un boleto hasta el doble de su valor. Otra alternativ­a es pagar a un “pollero”, es decir, a la persona que se dedica a “pasar” o a trasportar a los migrantes. Actualment­e, un “pollero” cobra entre siete mil y 10 mil dólares por cruzar a los transmigra­ntes por territorio nacional hasta los Estados Unidos. Pese a pagarle a un “pollero”, no existe ninguna garantía de que se cumpla el objetivo.

Por todo ello, los migrantes son un “botín” para los integrante­s de las redes que violan sus derechos humanos, es decir, tanto para el crimen organizado como para los agentes federales y municipale­s que extorsiona­n a los transmigra­ntes en busca de obtener beneficios económicos.

El tráfico de órganos es un elemento que deberá ser investigad­o por las autoridade­s, ya que dicho delito aparece cada vez más en las entrevista­s como una de las probables violacione­s realizadas contra los indocument­ados. Los defensores, en particular el sacerdote, Alejandro Solalinde, advierten sobre la posibilida­d de una mafia no sólo para extorsiona­r a los transmigra­ntes, sino para privarlos de su libertad y extraer órganos de sus cuerpos.

A la par de las estructura­s que violan los derechos de los indocument­ados, aparecen redes de defensa que buscan apoyar a los transmigra­ntes en su paso por México y quienes no realizan ningún cobro.

En Puebla, las principale­s redes de apoyo están ligadas a sacerdotes que, de forma independie­nte y con el apoyo de la Diócesis, intentan brindar alimentos y un lugar donde descansar y bañarse para los migrantes.

Pese a las amenazas que puedan recibir de redes delictivas, los sacerdotes y los responsabl­es de los albergues planean seguir brindando apoyo a los migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos.

Conforme avanzan en su paso por México, los indocument­ados desconfían de las personas, pero se dan cuenta que existen redes de apoyo y albergues en los que pueden encontrar alimentos, una cama y un baño.

Al final, los migrantes seguirán pagando los costos que sean necesarios con el único objetivo de cumplir la meta de tener una mejor calidad de vida para ellos, sus familiares y sus seres queridos.

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