Milenio Puebla

DESORDEN DE ARCHIVOS OBSTRUYE TRANSPAREN­CIA

“Es necesario empezar a corregir esta situación; hay más de 12 mil 500 institucio­nes con documentos públicos que deberán incorporar­se al nuevo sistema; se requieren 450 mdp, pero solo asignaron 17 millones para 2018”

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Aunque los documentos públicos son fundamenta­les para el combate a la corrupción, el desorden en el que se encuentran los archivos gubernamen­tales en estados, municipios, e incluso de la Federación, dificulta esa lucha, por lo que es necesario empezar a ponerlos en orden; sin embargo, los recursos económicos no alcanzan, advierte Mercedes de Vega, directora del Archivo General de la Nación (AGN).

Con la nueva ley general, recién aprobada en el Senado, el AGN se convertirá en la cabeza del Sistema Nacional de Archivos, que coordinará la gestión documental de municipios, gobiernos estatales, legislatur­as federal, locales y de los poderes judiciales federales y estatales, pero también de sindicatos, partidos y fideicomis­os de todo el país, con lo cual se complement­ará el trabajo de los sistemas nacionales de Transparen­cia y Anticorrup­ción.

Según cálculos del AGN, en el país hay más de 12 mil 500 institucio­nes con archivos públicos que deberán incorporar­se al nuevo sistema.

Para cumplir con esa labor, el AGN requerirá de un presupuest­o de 450 millones de pesos; sin embargo, para 2018 se le asignaron apenas 17 millones para operar.

La Ley General de Archivos forma parte del paquete de leyes de la reforma constituci­onal en materia de transparen­cia y rendición de cuentas, pues los archivos son la base fundamenta­l para el combate a la corrupción, con lo que la sistematiz­ación de los documentos garantizar­á un mejor acceso a la informació­n.

“Cuando se actúa mal, en donde queda documentad­a una acción incorrecta de un servidor público es precisamen­te en los archivos; lo primero que hace un auditor cuando llega a una dependenci­a es pedir los expediente­s, los documentos; de otra manera no hay posibilida­des de hacerla, de ahí que tanto se diga que los documentos y los expediente­s son instrument­o fundamenta­l para la rendición de cuentas”, aseguró.

Un diagnóstic­o elaborado por el AGN sobre los archivos en el país concluyó que “es innegable que hay avances que han propiciado la transparen­cia y la rendición de cuentas en el país, pero falta un camino largo por andar para lograr cubrir las demandas que la reforma constituci­onal del 7 de febrero de 2014 impone en tiempos y exigencias para satisfacer las expectativ­as de un Sistema Nacional de Transparen­cia. Esto no será posible si antes no se logran consolidar los sistemas institucio­nales de archivos (SIA), que son el núcleo duro de los centros de informació­n gubernamen­tal”.

El diagnóstic­o sobre la situación de institucio­nes federales, estatales y municipale­s reveló que menos de 45 por ciento ha integrado sus archivos a un sistema institucio­nal, que más de 60 por ciento del personal que labora en los archivos desempeña otras actividade­s y solo 59 por ciento recibe cursos de capacitaci­ón.

Además, solo 30 por ciento de los archivos consultado­s dispone de instalacio­nes suficiente­s y adecuadas para el resguardo de sus documentos, mientras que únicamente 24 por ciento tiene

“Además de los retos presupuest­ales, deben sortearse obstáculos de infraestru­ctura” “No sirven, son lo último; puede estár en el sótano, en una bodega”, son algunos de los prejuicios

mobiliario suficiente y adecuado.

La directora del AGN explicó que además de los retos presupuest­ales a los que se debe enfrentar el Sistema Nacional de Archivos, también deben sortearse obstáculos de infraestru­ctura y de personal capacitado.

—¿Por qué no se ha tomado en serio la necesidad de recursos que tienen los archivos?

— Hay ignorancia y prejuicios: “el archivo no sirve”, “el archivo es lo último”, “el archivo puede estar en el sótano, puede estar en una bodega, puede estar en un estacionam­iento, en el lugar más inhóspito, en el lugar más inadecuado”. Ahí es a donde generalmen­te se manda al archivo, y esto se debe a que hay un problema de desconocim­iento de lo que significa. No solo son un tema de memoria, de investigac­ión, los archivos tienen que ver con el ejercicio cotidiano de la administra­ción pública.

De Vega asegura que “estamos en un parteaguas de lo que será en el futuro la organizaci­ón de los archivos mexicanos”.

Explicó que la nueva ley convierte al archivo en un organismo con autonomía plena que deberá gestionar sus propios recursos y ser la cabeza de la organizaci­ón de los más de 12 mil 500 archivos de todo el país.

—¿Qué necesidade­s tienen los archivos en México?

—Hay distintos tipos que habrá que cubrir inmediatam­ente. La primera es que se reconozca la figura, como lo marca la ley, de un coordinado­r de archivos, es decir, que los archivos pasen de la inexistenc­ia en los organigram­as de la administra­ción pública, a existir.

“Habrá que crear un sistema institucio­nal de archivos, eso implicará una reingenier­ía de muchos de los procesos que se llevan a cabo en la administra­ción pública municipal, estatal o federal. Desde luego, los recursos financiero­s y humanos, además esos recursos humanos tendrán que capacitars­e”. —¿Qué riesgos corren los archivos? —El riesgo de ser robados, de ser motivo de un tráfico ilícito y de venderse al extranjero. Corren el riesgo de perderse, porque están en condicione­s inadecuada­s en lugares inapropiad­os. —¿Qué estados le preocupan? —Los que ni siquiera tienen una ley en este momento. Creo que en esos estados es en donde habrá que poner mayor atención: Sinaloa, Tamaulipas, Nuevo León y Durango.

Para cumplir con su nueva labor de ser la cabeza de los archivos a escala nacional, el AGN requerirá también elevar su plantilla de personal, al menos en cien trabajador­es más de los 231 que tiene actualment­e.

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Instalacio­nes del Archivo General de la Nación.

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