Colección Alcázar, un siglo como patrimonio de México
El Museo Nacional de Historia prepara una gran muestra de las piezas reunidas por el exitoso empresario mexicano de la era del Porfiriato
Reunió joyas, relojes, porcelanas, armas, medallas, monedas, pinturas y otros objetos
Durante la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, Ramón Alcázar Castañeda representó en México lo que hoy personifica Carlos Slim: la encarnación del hombre influyente, exitoso empresario y aficionado al arte. En su caso, durante su vida reunió un acervo sin precedentes y de tal importancia que el Estado mexicano hizo más de un intento por adquirirlo, hecho que se consumó hace un siglo y que ahora se rememora mediante una exposición.
A partir del conjunto de obras que resguarda y que fueron originalmente propiedad de este distinguido político y hombre de negocios, el Museo Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec, planea dedicarle una muestra este año. A manera de adelanto, el estado de Guanajuato aloja en el Museo Palacio de los Poderes parte de la colección que custodia el MNH.
La exposición Delgoceprivado aldeleitepúblico permanecerá en el recinto guanajuatense hasta el próximo 18 de febrero. Presenta 259 obras artísticas e históricas, de las más de 3 mil que el MNH posee de la Colección Ramón Alcázar. Axayácatl Gutiérrez y Thalía Montes Recinas, curadores de la exposición junto con María Hernández y Juan Manuel Blanco, coinciden en que a partir de su ingreso al patrimonio cultural del Estado mexicano, en 1917, la Colección Alcázar vino a enriquecer no solo materialmente al antiguo Museo Nacional, sino que contribuyó a ensanchar el estudio de nuevas ramas en los museos, como el de las artes aplicadas.
Montes Recinas señala que desde 1870 y hasta un año antes de su muerte, en 1914, Alcázar mantuvo su pasión por el coleccionismo. En más de cuatro décadas acumuló joyas, relojes, porcelanas, platería, armas, miniaturas, medallas, monedas, arte religioso, pinturas, dechados y mobiliario, entre un sinfín de objeto traídos de diversos países.
Esta colección, que originalmente contaba con 30 mil piezas, fue catalogada como la de carácter privado más importante por sus orígenes, materiales, estilos, autores, marcas y antigüedad. En 1909, durante los festejos del Centenario de la Independencia, Genaro García, director del Museo Nacional, propuso su adquisición para aumentar los acervos del recinto a su cargo, pero las autoridades respondieron con una negativa.
En 1917, por gestiones de Luis Castillo Ledón, director del recinto, se concretó la operación. Fue él quien organizó el avalúo de la Colección Alcázar, y participó de manera activa en su embalaje y traslado desde la ciudad de Guanajuato.
En 1917, la Colección Alcázar se integró no solo al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, sino a otros como el de Saltillo, el Regional de Guadalajara y la Academia de San Carlos.
Después las piezas se distribuyeron en cinco museos de carácter nacional adscritos al INAH: de Historia, de Antropología, del Virreinato, de las Culturas y de las Intervenciones, así como en diversos regionales de la Red de Museos. Objetos destacados Axayácatl Gutiérrez refiere que Alcázar tuvo afición en particular por la porcelana: un par de tibores chinos exhibidos en el salón fumador del Castillo de Chapultepec se encuentran entre los objetos más caros. “Al coleccionista le motivaron los abanicos, quizá porque los de marfil procedían de países lejanos como Japón y China. El gusto de las élites por los artículos de Oriente se remonta a la época virreinal, cuando miles de artículos de esa región llegaron a América a través del Galeón de Manila o también llamado popularmente la Nao de China”, interviene Thalía Montes.
En artes aplicadas desarrolladas en nuestro país, en la Colección Alcázar se pueden encontrar trabajos en casi cualquier material, técnica y motivos ornamentales, son objetos de elaboración novohispana y decimonónica.
En la exposición también son mostrados objetos realizados en plata, por ejemplo, varios delicados ramilleteros y utensilios usados para beber chocolate, tales como los denominados “cocos”, y una mancerina. Además se encuentra indumentaria, numismática, escultura, artes aplicadas, mobiliario, armas e instrumentos de medición: relojes de mesa, de bolsillo y baúles, objetos importados de Oriente y dechados.