Bienvenida la incertidumbre electoral
Esta frase me encantó. No, no es mía, sino de Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte.
Sus pronósticos para 2018 han sido de los más optimistas dentro del club de analistas económicos: un crecimiento del PIB de 2.5 por ciento y una inflación que pasará de 6.77 por ciento con el que terminamos en 2017 a 4.5 por ciento.
“Este año la inflación va a caer muy rápido; en la primera quincena de enero es probable que ya haya caído a 5.6 por ciento y de ahí cuesta abajo hasta los 4.5 o 4.3 por ciento”, dice Casillas.
De los dos grandes temas que marcarán la agenda de negocios este año, como son la renegociación del TLC y las elecciones presidenciales, tampoco cree que sean un factor de riesgo. “Esta incertidumbre democrática es bienvenida, porque no queremos regresar a los años donde ya sabíamos quién iba a quedar. Estamos en un momento de incertidumbre bienvenida”, y abunda, “lo bueno es que contamos en México con un mecanismo de absorción de esa incertidumbre que es el tipo de cambio, que a veces no nos guste que se deprecie, pero no necesariamente siempre se convierte en inflación, entonces esa es una maravilla”.
Casillas, que lleva más de cinco años como jefe de economistas del segundo grupo financiero más grande de México, considera que las elecciones presidenciales no han generado inquietud entre los grandes tenedores de deuda soberana a escala internacional ni le ha quitado el
sex-appeal a nuestra economía, como una de las más atractivas de entre los países emergentes.
Pero, fronteras adentro no son pocos los empresarios que empiezan a ver los escenarios que podrían presentarse ante el triunfo de cualquiera de los candidatos más fuertes a Los Pinos. ¿Cuánto influirá quién gane la Presidencia en la dinámica de la economía nacional? Parece que el resultado tampoco será un golpe de timón radical.
“Gane quien gane va a enfrentar las restricciones institucionales que ha puesto el país. El andamiaje institucional que se ha conformado en los últimos 30 años lo obligará a jugar en un campo restringido”, explica Casillas.
Y haciendo un paralelo con otros procesos electores en sexenios anteriores hasta se podrían vaticinar algunos movimientos financieros previos, unos meses antes (posiblemente a partir de abril). Los escenarios esperados serán una oscilación de hasta 2 pesos más en la cotización de la moneda, una caída en la Bolsa, pero que no sería catastrófica (antes de las elecciones de 2012 fue de 6 por ciento) y algún ajuste de medio punto porcentual en tasas.
“Tampoco se espera un cambio en las reformas porque eso implica conseguir 2/3 de ambas cámaras y la mitad de los congresos locales para cambiar la Constitución y eso no es sencillo, concluye.