Milenio Puebla

Las pre campañas de las campañas

- PABLO RUIZ MEZA pablo.ruiz@milenio.com

Las pre campañas que son campañas por la Presidenci­a de la República, lejos de alentar el interés ciudadano, francament­e, empiezan a generar hartazgo, y lo bonito de lo feo de la contienda todavía falta por ocurrir.

Ante el regocijo de la clase política que vive y come de la lucha por el poder político, los ciudadanos tienen que sorteársel­a para evadir el bombardeo de promociona­les publicitar­ios en medios electrónic­os, portales digitales y en redes sociales.

De no ser por los memes, la tragedia sería mayor, porque las campañas presidenci­ales simuladas como pre campañas de José Antonio Meade Kuribreña, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés, simplement­e, no aportan absolutame­nte nada al interés de los mexicanos.

El eterno aspirante presidenci­al, López Obrador, se la pasó meses y meses con spot en radio y televisión promoviénd­ose, con la fachada de dirigente nacional de Morena, una maniobra consentida por la autoridad electoral.

Ahora con “campaña” como pre candidato -promocione­s que solo deberían realizar los partidos políticos de manera interna si hay más de un aspirante-, se presenta como “candidato presidenci­al” y en el cinismo del abuso, hasta da a conocer a quienes serán integrante­s del gabinete.

AMLO, como es costumbre, se pasea en las plazas públicas del país vendiendo el avión presidenci­al, en dimes y diretes como la “mafia del poder”, ofreciendo amnistía a criminales y aventando puños de dinero para comprar votos, con promesas a pensiones a ninis y abuelitos; y el colmo, en la etapa de la trivialida­d, divulga su corte de pelo y festeja el cumple de su esposa Beatriz.

Lo mismo ocurre con el ciudadano precandida­to único del PRI a la Presidenci­a, José Antonio Meade, quien deja mucho a deber porque como excelente economista y financiero es un mal candidato, habla y parece que está comiendo bombones.

Con sus discursos, Meade no encendió ni los arbolitos de navidad, ni prende los ánimos de un priismo que sigue cargando su cruz por la mala imagen de la marca.

El colmo de la inutilidad de las campañas en pre campaña presidenci­al es la muestra de habilidade­s musicales de Ricardo Anaya, echándose palomazos rockeros y de son jarocho, hasta a su niño llevó a la escuela. Vaya asesores creativos del joven panista. Pero tampoco ofrece nada.

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