EL CANTO, COMO UN BUEN VINO
Héctor Sosa fue concebido en, por y para la ópera. Contratenor, formador de varias generaciones de cantantes y productor discográfico, es parte de una familia que ha dado brillo al género. “Soy la tercera generación de cantantes de ópera en mi familia —dice en entrevista—. Tuve la dicha de jugar en el Palacio de Bellas Artes, que era mi jardín de juegos. Mi mamá fue la soprano Laura Manterola, integrante del Coro de la Ópera de Bellas Artes, y mi papá el tenor José Sosa, de quien produje el primer disco de la serie Grandesvoces de la ópera en México ”.
El cantante, que debutó como contratenor hace 35 años, recibirá un homenaje por su trayectoria el viernes en la Sala Angélica Morales de la Escuela Superior de Música (ESM), donde es profesor de canto. Lo que más celebra son sus 20 años como docente, motivo por el que, asegura, “habrá un banquete musical para celebrarlo”.
Si bien afi rma que han sido años “muy bien vividos”, también los califica como “álgidos, porque la carrera de un cantante de ópera en México es difícil. Ser contratenor —voz masculina de registro muy alto— significa confrontarte con el machismo. Como cantante también se enfrenta uno al malinchismo, al amiguismo. Hace un par de años me retiré de los escenarios, pero la docencia viene a cubrir esta parte de mi vida”.
Si algo disfruta de enseñar es “poder transmitir el conocimiento, preparar a las generaciones futuras para el arte de la ópera. Esto es muy difícil, porque los preparo pero tengo que decirles que salgan del país porque aquí no hay trabajo. Actualmente tres de mis alumnos están cantando en Europa”.
Uno de los problemas que Sosa enfrenta en la formación de sus alumnos es la nula formación musical infantil y juvenil: “Esto se debe a que el propio sistema educativo se las quita (antes al menos teníamos clases de música en la secundaria). Entonces es un reto que hay que enfrentar. Otro es que los chicos quieren todo muy rápido, pero el canto es como un buen vino: requiere añejarse con paciencia. Solo así da resultados”.
Crítico sobre la situación actual en la ópera, Sosa considera que México cuenta con mucho talento y que, por ende, debería existir “una compañía nacional que agrupara a los cantantes por categorías y les diera trabajo continuamente. Es imposible que con solo cinco títulos al año y con la participación de tantos cantantes extranjeros, se contribuya a la formación de nuestros artistas. En ocasiones el presupuesto se va para los artistas extranjeros y luego se acaba para los nacionales”.