La tradición católica dicta que en el Jueves Santo hay que visitar siete templos para meditar antes de la Pasión. Sugerimos que nuestros candidatos presidenciales hagan lo propio, pero en los siguientes lugares. ¡Arrepentíos, políticos pecadores!
Primera casa: San Lázaro Gane quien gane, ningún candidato va a tener la mayoría del Congreso. Conviene llegar de rodillas a este lugar (o en Metro, que es igual de tortuoso) y decirle a nuestros diputados que no sean gachos y que no echen atrás las iniciativas. Solo algunos bienaventurados han logrado plantarse frente a la Catedral y dar su mensaje de amor y paz. El Peje lo hizo una vez, pero fue cuando se puso su banda presidencial falsa, así que no vale. Dicen que quien lo haga y aguante la rechifla, será el ganador de la contienda. Todos hablan del Nuevo Aeropuerto, pero nadie se ha dado una vuelta por los alrededores, en donde el olor de guaguacoa y basura podrida inunda el ambiente. ¡Santificad el proyecto, vecinos texcocanos! Cuarta casa: la Estela de Luz Para recordar que no importa cuál sea el presupuesto de un proyecto, pues siempre se le puede pedir más dinero y que termine costando el doble. ¡ Alabaré, alabaré! Quinta casa: la Basílica de Guadalupe Pero no para rezarle a la virgencita, sino para aprender cómo es nuestra relación económica con China, ya que los alrededores están inundados de figuritas taiwanesas de Juan Diego y la Guadalupana, y de colchas San Marcos de Pekín. Sexta casa: Los Pinos Para ganar hay que visualizarse en la residencia oficial: pensar de qué color vas a cambiar las cortinas, ver dónde meterás tu auto, preguntar si hay Oxxos cerca, dónde están los lazos para tender la ropa, etcétera. Séptima casa: la de campaña Hay que dar por concluida la jornada de manera tradicional: comiendo panes de pulque, elotes con mayonesa y pata de pollo, además de atole con el dedo. ¡ A esperar el inicio de la contienda!