La irregularidad como sello
La reciente eliminación del América en la Concachampions ratifica que no ha alcanzado una consistencia de juego, algo que ya se venía manifestando en los últimos siete partidos de Liga
El 13 de febrero, América alcanzó el liderato del torneo general, lo hizo después de vencer a Morelia en el estadio Azteca por 4-1. A esas alturas del curso, el conjunto de Miguel Herrera sumaba 15 puntos en siete partidos, mantenía la condición de invicto y era una de las mejores ofensivas con 14 goles anotados y la segunda mejor defensiva con apenas cinco permitidos. Había escalado al sitio de honor porque se lo había ganado en el campo, con matices por corregir, se preveía que una mejor versión del cuadro de Coapa estaba por llegar.
Pero no fue así. Si bien el equipo no ha salido de la zona de Liguilla, en el torneo no ha sido capaz de mantener una consistencia en el resultado; siete partidos después, el mismo número que hace dos meses, el cuadro de Coapa solo ha podido sumar 10 puntos, cinco menos que en las primeras siete fechas cuando se levantó como líder.
También, las Águilas han perdido eficacia en el área rival, solo han anotado ocho goles, cuando en las primeras siete fechas lograron 14. En la parte defensiva es donde la consistencia se ha logrado mantener. Entre las jornadas 1 y 7 recibieron cinco goles y de la 8 a la 14 han permitido seis.
La reciente eliminación de la Concachampions solo ha corroborado que el equipo azulcrema no anda fino, no tiene un funcionamiento que lo haga reconocible, ha perdido la chispa en ataque y la sala de máquinas tampoco carbura como en los primeros dos meses. Una semana puede lograr un buen resultado y a la siguiente semana no es capaz de mantener una ventaja, las fallas atrás y adelante lo han penalizado y no se ve un plan de juego que permita certificar el rumbo que quiere.
LA BIPOLARIDAD
Fue en Veracruz, el 18 de febrero, donde empezó esa inercia de serpientes y escaleras. América visitó a un equipo que afrontaba problemas de descenso y que hasta la Jornada 8 solo había ganado un partido, pasó momentos de apuro y se fue abajo en el marcador cuando perdió un balón en la salida, falló en ocasiones claras que tuvo y aunque rescató un punto empezaron algunas dudas.
Contra Tijuana fue incapaz de doblegar su muralla defensiva; y más allá de que Xolos haya asumido una postura conservadora, el trabajo del América era buscar las variantes para encontrar un resquicio y no pudo hacerlo. Luego, frente a Chivas, fue más de la misma historia, llegaba al Clásico Nacional con mejores números y se le veía favorito, por plantilla y por el momento anímico y futbolístico, pero un doble error en defensa generó el gol tapatío y fueron a remolque, lo empataron y tuvieron una ocasión de Oribe para irse arriba, pero la definición ya mostraba carencias.
La victoria con León pareció dar un síntoma de recuperación, pero fue más en lo numérico que en lo futbolístico, porque no mejoraba mucho en la gestión de los partidos. Después, vino el primer tropiezo —y único hasta ahora— ante Toluca, cuando la lucha por la cima demandaba no pestañear. El juego con los Diablos fue un examen de prestaciones, se dividió en dos fases, cuando América estuvo con 11 jugadores y luego con 10 por la expulsión de Bruno Valdez. En ninguno de esos capítulos fue mejor que los escarlatas, quienes los relegaron unos peldaños en la clasificación.
Ante Cruz Azul, de nuevo esa recuperación en los números, pero no en lo futbolístico, fue mejor el primer tiempo, pero en el segundo sufrió demasiado y sostuvo su ventaja con las uñas. Y el pasado fin de semana perdieron dos puntos ante Necaxa, un despiste en defensa en los últimos minutos le generó el gol en contra.
CORREGIR O SUCUMBIR
Al Clausura 2018 le restan tres partidos, dos de ellos lucen de alto nivel para América, dos juegos en casa para buscar transmitir a su gente esa sensación de que podrán pelear por el título de Liga: el sábado ante Monterrey y con la obligación de ganar, porque Rayados llega un punto por debajo de las Águilas, y un traspié con otras combinaciones lo pueden mandar al sexto sitio.
En la penúltima fecha visitará a Puebla, un equipo que mantiene opciones de Liguilla y que en su casa peleará a muerte.
Y en el cierre del torneo, el examen perfecto para medir sus capacidades, como local ante Santos Laguna. Sin la Concacaf que genere más desgaste, la exigencia va más allá de los 9 puntos en disputa, se tiene que acabar en la parte alta de la tabla, mejorar el rendimiento en cada línea y pelear por la Liga.
En diciembre, el plantel se reforzó con tres jugadores de ataque, uno en medio campo y uno más en defensa, recursos para ser más competitivo. La bipolaridad del América debe quedar atrás; si quiere ser un contendiente al título, debe ser un cuadro regular y no al revés.