Milenio Puebla

Ah, Negrete, ese gol fue de fantasía...

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Dos cosas se me vienen a la mente cuando veo que en una famosa red social, y a ocurrencia de alguien, se votó para selecciona­r al mejor gol histórico en todos los mundiales del mundo desde que éstos existen, desde 1930, cuando Uruguay levantó la copa que aún no se llamaba Jules Rimet. Increíble y explicable que la votación recayera en Manolo Negrete por el gol anotado a Bulgaria en México 86 a una devolución de Javier Aguirre. Una media tijera alejado de los linderos del área. Sin duda un hermoso gol que motivó la colocación de una placa de bronce en el Estadio Azteca. De ahí a que sea el mejor de la historia (lo pienso en serio con todo respeto a Negrete y del TRI) me parece una más de las exageracio­nes que en este país se dan al vuelo.

Manolo Negrete nunca más hizo algo semejante en su vida. ¿No salió del Sporting de Lisboa para regresar a México, al Atlante? Militó, claro, en otro club ratonero pero nada más.

Total: lo primero que pensé: Negrete mismo (vi las entrevista­s que dio a los medios) se la creyó de tal manera que ahora piensa que ha sido --en la historia-- mejor que un Pelé o un Maradona. Ya dejemos de lado a un Ronaldo, a un Oblitas, a un Chumpitás o los que el lector tenga en su mente.

Un candidato presidenci­al diría que la mafia en el poder ideó esa votación con el fin de distraer a la gente en tiempos electorale­s, algo así como el Chupacabra­s del sexenio de Salinas de Gortari. Pero no, Negrete quiere ser alcalde de Coyoacán.

El pasado martes muchos medios impresos y electrónic­os resaltaron la noticia: “Para México y Negrete el mejor de los goles en la historia de los mundiales”. Vi la repetición ochenta mil veces: sí, Negrete en su lugar al toque de Aguirre, flexible, estético, rematando hacía ahí donde (gritaría Ángel Fernández) los topos hacen su guarida.

Increíble entonces porque los he visto mejores, con la magia del recurso individual. Los he visto enormes, para la postal, Don Ángel Fernández, ¿cierto? Y no me he perdido un solo mundial de futbol desde 1970. Cierto, la informació­n hace magia y malabarism­os.

Bueno, yo había pensado todo esto desde que vi la noticia; después leí la columna de Alberto Lati que reproduce 24 Horas de Puebla (martes 10 de abril, P. 23) y caí en la cuenta: “Un gol del tamaño de nuestra pasión”, así intitula la columna.

Retomo lo más sobresalie­nte de esta colaboraci­ón de Lati, con su permiso:

No ha sido la primera media tijera (la de Negrete) ni el primer gol acrobático. Y es verdad. Ahora: ¿quiénes votaron en su mayoría? los jóvenes aficionado­s a los videojuego­s. Así, un gol igual se obtiene en la pantalla accionando un botón. Es decir: en 1986 no existía esa tecnología pero hoy cualquier muchacho está votando por una jugada de videojuego. Simplement­e --sigue Lati-- es absurdo realizar una competenci­a de goles en mundiales. ¿Y el del Rey Pelé en Suecia 58? ¿Y el de Maradona contra Inglaterra en el mismo México 86?

Y concluye divertido: el de Negrete fue un gol que anticipó el futuro de los videojuego­s, más no el de la selección mexicana.

Deben creerme: esta vez comparto la certera opinión de Alberto Lati. Agrego: el país tiene muchos problemas como para discutir sobre un gol de hace 32 años. México llegó al quinto partido que perdió aunque Bora, el DT de ese momento, había prometido otras muchas cosas.

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