Migrantes toman tren con rumbo a Celaya
Tras 21 días de recorrido por territorio mexicano, la caravana migrante, ya reducida a 550 integrantes, partió ayer de Tultitlán, Estado de México, rumbo a Celaya, Guanajuato, con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos.
Sentados sobre desperdicio de metales oxidados, los procedentes de Honduras, Nicaragua y El Salvador aguardaron más de tres horas a que el tren de carga de la empresa Ferromex partiera.
Personas de todas edades se acomodaron en los más de 20 vagones, bajo el rayo de sol, algunos sin probar alimento, con bebés en brazos, muchos pensando en los familiares que los esperan en la frontera.
Isaías Pérez, de 18 años, partió de Honduras para reunirse con sus dos hermanos mayores, que llevan por lo menos 16 años en Estados Unidos; uno lo espera en Los Ángeles y otro en Florida.
Su idea es tener una vida mejor a la que tenía en su país, donde se dedicaba a la carpintería; aseguró que aprendió “muy bien” su oficio, aunque en Estados Unidos quiere aprender mecánica automotriz.
El joven está muy gradecido con el gobierno de México. “Gracias a Dios toda la gente, la mayor parte nos ha apoyado, nadie nos trata mal y aquí andamos... todo ha marchado bien”, señaló.
Su historia es solo una de 500 más que viajan en este tren. La caravana sabe que será difícil llegar a la frontera y cruzar al país vecino, sobre todo ante las amenazas del presidente estadunidense, Donald Trump.
Irineo Mujica, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, afirmó que autoridades mexicanas les manifestaron la presión del gobierno de EU para frenar su avance. Confió en que Trump no inicie “la tercera guerra mundial por un grupo de mujeres y niños, que parece que para él son una gran amenaza”.