La hora en el reloj del ex convento de Izúcar, el día del sismo, sigue intacta, igual que 90% de templos dañados
“Nuestros templos están en un estancamiento burocrático y el 95% no están siendo intervenidos”, afirma párroco
El reloj del templo en el ex convento Santo Domingo marca las 13:20 horas, casi el tiempo en que todo se detuvo tras el sismo del pasado 19 de septiembre.
Han pasado diez meses del suceso y los trabajos de restauración han quedado apenas en apuntalamientos. La intensidad del terremoto quedó reflejada en la bóveda central del recinto que data del siglo XVI, donde se perciben grietas, fisuras, y desprendimientos.
La intervención de la estructura comenzó con apuntalar muros y fachada, para lo que se requirió 30 de toneladas de barras de acero.
A un costado, como casi en todas las iglesia y templos afectados por el sismo, se levantaron capillas temporales para dar seguimiento al culto.
José Santiago Álvarez Cabrera, párroco de Santo Domingo, explica que como éste, que es quizá una de las joyas arquitectónicas en Izúcar de Matamoros, otros 17 templos siguen afectados por el sismo de septiembre.
La comunidad, empresarios, organizaciones civiles, han sumado esfuerzos para rehabilitarlos bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a la espera de recursos económicos para que sean totalmente reparados.
“Nuestros templos están en un estancamiento burocrático. Ciertamente están muy dañados. Nuestra región -Mixteca- es muy grande, el 90 a 95 por ciento de los templos no están siendo intervenidos. Vino un apuntalamiento que en muchos casos hasta fue defectuoso, pero se está sosteniendo la versión de ayuda porque ya una intervención propia no hay nada”, dijo.
Después de siete meses se logró la restauración del templo Santa María La Asunción. “Cuando llegamos a revisar el templo, encontramos dañada la cúpula y la torre principal. Se hizo un proyecto de intervención tras un estudio estructural y se hizo el apuntalamiento para que el templo no se viniera abajo, todo la restauración se llevó a cabo en coordinación con el INAH, que son los que tienen que autorizar”, explicó Antonio López Willars, arquitecto encargado de las obras en la región de la Mixteca.