Cárdenas perdonó a Bartlett hace 15 años
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Si alguien ha sostenido una lucha frontal durante 30 años contra los cambios en materia energética operados por PAN y PRI es Cuauhtémoc Cárdenas, quien siendo hijo del nacionalizador de la industria petrolera hizo suya aquella tarea una vez que abandonó el tricolor en las agitadas jornadas preelectorales de 1988, cuando se había embarcado en la imposible labor de “democratizar” su partido.
Al renunciar al emblema que fue también de su padre acabó como candidato presidencial del Frente Democrático Nacional, pero desde el poder, encabezado por Miguel de la Madrid en Los Pinos y Manuel Bartlett en Gobernación, a la sazón operador del sistema electoral, Cárdenas fue víctima de fraude y Carlos Salinas resultó ganador.
Bartlett había sido parte del famoso juego de la pasarela de presidenciables, que tanto gustaba al PRI, al lado de Miguel González Avelar y Alfredo del Mazo González, y pese a no ser el elegido, se mantuvo en Gobernación, de donde pasó a la Secretaría de Educación y después a la gubernatura de Puebla, todo con el beneplácito de Salinas de Gortari, en un sexenio que se caracterizó por una fuerte represión a los militantes del entonces nuevo partido de izquierda, el PRD, que Cárdenas fundó y encabezó.
Cuando el ingeniero ya había sido candidato tres veces coincidió con Bartlett en una mesa sobre la reforma energética, ya con Vicente Fox como presidente, ambos entonces vistos como enemigos irreconciliables y Cuauhtémoc como víctima de un fraude operado por el poblano, quien ya para esos años había salido del PRI.
Una reportera preguntó a Cárdenas, al concluir las exposiciones, por qué estaba sentado a la mesa con su adversario político, a lo que el primero respondió, palabras más, palabras menos: “No tengo ningún problema con Manuel que no podamos resolver aquí mismo”. Quienes estuvieron ahí recordarán la sonrisa de satisfacción de Bartlett y la estupefacción del resto.
Hoy son miles los ofendidos por la designación de Bartlett como futuro director de la CFE y no porque el senador sepa poco o nada del tema, sino porque evocan la memoria del fraude y la represión del 88. La ironía es que más allá de que un robo electoral golpea al pueblo en su conjunto, el afectado en primera instancia, Cárdenas, perdonó la afrenta desde hace por lo menos 15 años.