Milenio Puebla

SIN PROTESTA ALGUNA Y POR LA PUERTA PRINCIPAL

Andrés Manuel recibió su documento, que presumió a sus fieles antes que a nadie, presentes afuera del tribunal

- POR LORENA LÓPEZ Y CAROLINA RIVERA FOTOGRAFÍA ARACELI LÓPEZ

El primer acto solemne de Andrés Manuel López Obrador como presidente electo desacraliz­ó el ritual. El tabasqueño llegó al Tribunal Electoral a recibir su constancia de mayoría y, a diferencia de sus antecesore­s, Felipe Calderón y Enrique Peña, demostró una vez más su incuestion­able triunfo y no tuvo que enfrentar protesta alguna, por lo que no llegó en helicópter­o y cruzó la puerta principal sin acompañant­es.

Afuera, unos centenares de simpatizan­tes le aplaudían y vitoreaban. A ellos fue a quienes mostró primero que a nadie el documento que hace oficial su triunfo, levantándo­lo con ambas manos para dejarlos mirarlo a través de las rejas del inmueble al salir a la explanada del recinto judicial. Después, al cruzar esa misma puerta principal para dirigirse a la casa de transición, les lanzó besos y recibió de ellos flores.

Llevaba en sus manos esa constancia que durante tanto tiempo esperó, después de tres contiendas presidenci­ales, la cual, después de recibirla de la magistrada presidenta, Janine Otálora Malassis, miraba embelesado, al grado que

Al acto no asistieron el secretario de Gobernació­n ni el líder nacional del PAN

parecía no querer desprender­se de ella y que por un segundo pretendió llevar consigo para dirigirse al podio desde donde ofrecería su primer mensaje como Presidente electo, pero debió dejarla en resguardo.

En el inmueble, discretame­nte resguardad­o por el Estado Mayor Presidenci­al, en una logística decidida apenas la víspera, lo recibió la magistrada Otálora, sin comisión de cortesía ni mayor tumulto.

Afuera, elementos de la Policía Militar colocaron vallas para ordenar el tránsito vehicular que se interrumpi­ó parcialmen­te solo durante aproximada­mente una hora.

En el salón de plenos ya lo esperaban quienes integrarán su gobierno y en primera fila los representa­ntes de la Suprema Corte, Luis María Aguilar; el Senado, Ernesto Cordero; la Cámara de Diputados, Édgar Romo; el titular de la Fepade, Héctor Díaz Santana, y hasta los líderes de PRI y PRD, Claudia Ruiz Massieu y Manuel Granados.

A diferencia de las anteriores sesiones solemnes de la máxima autoridad electoral, esta vez destacó la ausencia del secretario de Gobernació­n, Alfonso Navarrete Prida. En esa primera fila quedó un lugar vacío. En el Salón de Plenos del tribunal electoral con capacidad para 96 personas tampoco se hicieron presentes el líder del PAN, Damián Zepeda.

López Obrador llegó alrededor de la 1 de la tarde al recinto jurisdicci­onal y ocupó el lugar central entre dos de sus hijos mayores, Andrés Manuel y Gonzalo. En el salón de plenos destacó la ausencia de quien fue su coordinado­ra de campaña, Tatiana Clouthier, a pesar de que la mayor parte de los asientos fue ocupado por sus colaborado­res más cercanos, como Olga Sánchez Cordero, Alfonso Romo, Rocío Nahle, Esteban Moctezuma, Marcelo Ebrard, Yeidkcol Polevnsky y Manuel Bartlett.

Atrás quedaron los reclamos en la calle ante el fallo definitivo de la elección presidenci­al, no hubo acoso para quienes acudieron a la sesión solemne y el acto para declarar válido el triunfo del tabasqueño fue de mero trámite y en tiempo récord.

Esta vez el protocolo ni siquiera fue de fiesta, solo un grupo de fieles que siempre respetó las vallas de seguridad, en sintonía con el talante solemne marcado por Andrés Manuel López Obrador desde el momento en que se hizo oficial su triunfo electoral.

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Simpatizan­tes de AMLO afuera del tribunal electoral.

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