China, lista para nueva fase de guerra comercial
Funcionarios del país asiático consultan a banqueros y a asesores sobre cuál es el mejor momento para presentar ofertas al presidente estadunidense, Donald Trump
Los líderes chinos ya dudaban del deseo de la administración Donald Trump para llegar a un acuerdo que terminara con el proceso de deterioro de una guerra comercial, lo que ayer se comprobó cuando Estados Unidos anunció nuevos aranceles sobre 200 mil millones de dólares de importaciones procedentes de China.
En reuniones durante los últimos cinco días, dos altos funcionarios chinos le preguntaron a banqueros y asesores de ambos países sobre una estrategia para negociar un acuerdo comercial antes de las elecciones estadunidenses de mitad de periodo en noviembre.
Wang Qishan, vicepresidente, y Liu He, principal funcionario económico de China, buscaban las opiniones sobre cuál sería el momento más efectivo para que Pekín presente ofertas a Estados Unidos sobre el comercio. Los participantes chinos con mentalidad reformista argumentaron que China debe adoptar las reformas económicas largamente anunciadas en su propio interés más que en buscar el momento del ciclo electoral de EU, dijeron personas con información de las reuniones. Por otro lado, algunos participantes estadunidenses argumentaron que no tiene sentido que China ofrezca alguna concesión antes de las elecciones de mitad de mandato.
Los nuevos aranceles previstos eclipsaron los planes para otra ronda de negociaciones encabezadas por Liu en Washington. Wang Shouwen, el viceministro de comercio que planea viajar a Washington esta semana para preparar la ronda, probablemente aplace o cancele su viaje si se finalizan primero los aranceles, dijeron fuentes en Pekín.
En dos ocasiones el lado chino pensó que había logrado acuerdos —con Wilbur Ross, secretario de Comercio de EU, y con Steven Mnuchin, secretario del Tesoro— solo para que el presidente Donald Trump los rechazara. El capital político de Liu sufriría si regresa con las manos vacías por tercera ocasión, dijeron personas en Pekín, y a eso se suma que el liderazgo en Pekín ahora se dio cuenta que solamente Trump puede comprometer a Estados Unidos a un acuerdo. “Tienen que darse cuenta que Trump es el principal funcionario responsable de China”, dijo un empresario estadunidense.
Los comentarios más recientes de Trump sobre una guerra comercial subrayaron su dominio en el tema de comercio. Escribió en Twitter: “Los aranceles colocaron a EU en una posición de negociación muy fuerte, con miles de millones de dólares, y empleos, que entran a nuestro país, y sin embargo, los incrementos de costos hasta el momento han sido prácticamente imperceptibles. Si los países no aceptan acuerdos justos con nosotros, se les van a aplicar “¡ Aranceles!”.
El liderazgo de China está cada vez más ansioso por encontrar la manera de aliviar las tensiones comerciales. El sentimiento público del país se volvió notablemente más oscuro en las últimas semanas, gracias a que la economía está más débil, los controles políticos son más estrictos, y la sensación de que la relación con EU se rompe”.
El mercado de valores de Shanghái cerró ayer en su nivel más bajo desde noviembre de 2014, debido a las preocupaciones de una guerra comercial y un panorama económico que se ve cada vez peor. “Los datos económicos que surgieron de China la semana pasada no fueron especialmente buenos... un poco más bajos que las expectativas, así que ya hay algunos inversionistas que operan con precios más bajos”, escribió Hannah Anderson, analista de JPMorgan Asset Management en Hong Kong. “Entonces, durante el fin de semana llegó un golpe a la confianza con los titulares negativos de una guerra comercial”.
Hasta el momento, China se muestra cautelosa al igualar las rondas de los aranceles de EU con sus propios aranceles en respuesta, mientras que ofrece apertura a los servicios financieros y otras condiciones de inversión mejoradas que las empresas extranjeras buscaban desde hace años.
Hasta el momento China evita las protestas públicas o la disrupción de negocios que podrían dar a las empresas estadunidenses la impresión de que China es un lugar peligroso para hacer negocios. Las protestas y la interferencia durante las disputas con Japón y Corea del Sur en los últimos años convencieron a ambos países a trasladar parte de sus inversiones de fabricación al sureste de Asia como una cuestión de seguridad industrial.
Sin embargo, la estrategia de ojo por ojo tiene sus límites, al tener en cuenta que las exportaciones chinas son mucho mayores a las de EU que tienen como destino China.
Algunos funcionarios chinos argumentan a favor de una línea más dura. En un foro el domingo, Lou Jiwei, presidente del fondo de seguridad social, argumentó que China debe bloquear la exportación de componentes necesarios para la cadena de suministro estadunidense. “Estos productos no tienen mucho valor agregado en China, pero son la base para la fabricación de alto valor agregado de EU”, dijo.
En una señal del endurecimiento del estado de ánimo, China solicitará esta semana el permiso de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para imponer aranceles punitivos a las importaciones estadunidenses, en represalia porque EU no actúa de acuerdo con las resoluciones anteriores de la OMC.
Mientras tanto, empresas privadas utilizan las reuniones estratégicas que se convocaron a todos los niveles del gobierno para presentar argumentos a favor de políticas fiscales y crediticias más liberales. Las empresas privadas fueron exprimidas en los últimos cinco años por la política de Pekín de favorecer a las empresas con respaldo del Estado.