A bofetadas con los medios
Si Gilga hace cuentas, resulta que todos los medios son fifís, pues todos los periódicos, los programas de radio y los noticieros de televisión dieron la noticia de que el Presidente electo afirmaba que México estaba en bancarrota
G il no quiere ponerse pesado, pero los dimes y diretes en que el Presidente electo ha metido a propios y extraños le ponen los pelos de punta y punto. Si dijo lo que no dijo, si no dijo lo que dijo. El lenguaje es cosa seria, las palabras tienen significados. Metidos en un lío semántico, sus legisladores, asesores, simpatizantes, todos han intentado interpretar (in-in) sus palabras como si vivieran en su mente (A Gil le hubiera gustado vivir en la mente de Wittgenstein): no dijo exactamente eso, en realidad se refería a otra cosa. Total, un puchero: esta cebolla es verdadera, pero este hueso de poca carne es falso, este aguacate es un camaján impresentable, estos ejotes fifís son vergonzosos. Esa capacidad para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra, un dolor de cabeza.
El estilo personal del Presidente electo ha perfeccionado un error: no me echo para atrás. Sacaron de contexto mis palabras: “la prensa fifí saca de contexto las cosas, sacando las podridas, esa es su postura porque desde hace tiempo, desde el inicio de México como país independiente han existido dos agrupaciones: liberales y conservadores, siempre, desde hace más de 200 años. Yo he buscado la reconciliación y lo voy a seguir haciendo porque le conviene al país, pero hay quienes no quieren que se afiance nuestro proyecto de transformación, de cambio”. El mambo de la prensa fifí Si Gilga hace cuentas, resulta que toda la prensa es fifí, pues todos los periódicos, los programas de radio y noticieros de la televisión dieron la noticia de que el Presidente electo afirmaba que México estaba en bancarrota. El Presidente: “Quiero que sean autocríticos y que acepten que algunos medios de información se dedicaron durante estos 30 años a aplaudir y a callar a obedecer a quemarle incienso al régimen de un partido o de otro, y ahora que usé la palabra bancarrota se me lanzan, interpretan que me estoy echando para atrás. Eso es falso: voy a cumplir todos los compromisos, pero sí quiero que se tenga conocimiento del punto de partida”.
Gil tuvo una idea (bueno, algo es algo): se deslizó sobre la duela de cedro blanco con música de “La Niña Popof”, el gran mambo del Cara e’ Foca Peréz Prado. ¿Ya recordaron la tonada? Vamos: “La prensa fifí; la prensa, la prensa, la prensa-fifí”. Gil imaginó a Tongolele y a Tintán bailando: “La prensa fi fí; la prensa, la prensa, la prensa-ff í”. Porque lo digo yo Entrado en gastos, molestón con los camajanes del conservadurismo, el
presidente Liópez dijo esto: “el truco de la prensa fifí es que saca una nota y luego van por una reacción. Eso también hay que modificarlo, hacer más investigación, ser más objetivos y que no haya medios tendenciosos. Que los medios estén lo más distante del poder y lo más cercano a la sociedad”.
A Gamés le va a dar algo, ¿hay un médico entre ustedes? El presidente afirma que la prensa debe ubicarse lejos del poder, y él desde el poder mismo indica cómo debe ser la prensa.
Dios de bondad. ¿No habíamos quedado en que la prensa era libre? Gil se anima y se disfraza de Francisco Zarco: deje usted Presidente que la prensa se comporte, si no comete delito alguno, como le venga en gana, eso será lo mejor para libertad de expresión.
El Presidente electo nos ha dado muchas más noticias de sí mismo que de la prensa fifí.
Gilga considera que todas la opiniones son discutibles, si no fuera así, serían dogmas. Gamés estima además que restringir las opiniones significa censurarlas. En el fondo de las declaraciones del Presidente electo cavila Gil, se encuentra la necesidad de que sus deseos se cumplan aun en contra de la realidad. Mala cosa porque la mayor parte de los deseos se cumplen tarde y a medias, si acaso. Vistas así las casas (muletilla patrocinada por el no tan olvidable Grupo Higa), la política autoritaria siempre pretende que la realidad se transforme y amolde a los deseos. Gilga se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: es inconveniente sentirse omnipotente (ente- ente). Helas!
Todo es muy raro, caracho, como diría Wittgenstein: Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.