Antorcha Guadalupana no pasará por Puebla
Acusan situaciones irregulares que desde hace cinco años no se han corregido
El responsable de la Pastoral de Migrantes de la Arquidiócesis de Puebla, Gustavo Rodríguez Zarate, confirmó que por primera vez en los 18 años de existencia del recorrido de la Antorcha Guadalupana, ésta no atravesará por Puebla debido a que se decidió retirarle el apoyo a este movimiento, ya que a los malos manejos financieros y el apoyo de algunos candidatos y partidos políticos por parte de los organizadores de este movimiento, la Asociación Tepeaca Nueva York.
Asimismo, comentó que las situaciones irregulares se vienen presentando desde hace cinco años y dijo que intentó convencer a los organizadores encabezados por el jesuita, Joel Magallán, de que estos errores se corrigieran pero la Iglesia fue ignorada por ello, este año se decidió de que ninguna de las parroquias participara en el recibimiento de la antorcha, que intenta atraer la atención sobre la situación que atraviesan los mexicanos que emigran a Estados Unidos.
Particularmente, dos aspectos provocaron este rompimiento de la Pastoral de Migrantes de Puebla con la Asociación Tepeyac, explicó Gustavo Rodríguez: el mal uso del dinero que recibe la organización; además de que este movimiento se ha utilizado para promover candidatos en Tamaulipas, situaciones que no respetan el origen y causa de esta carrera que atraviesa buena parte del territorio nacional y Estados Unidos, hasta llegar a la iglesia de San Patricio en Nueva York.
El párroco, quien es además uno de los principales defensores de los derechos de los migrantes nacionales y extranjeros en Puebla, dijo que esta situación ha llevado a que no solo la Arquidiócesis de Puebla le retire el apoyo, sino también la diócesis de Nueva York quien este año impedirá que llegue ahí.
Finalmente, comentó que informó de esta situación al arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien respaldó su decisión. La educación encierra un tesoro”, Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI. La educación como el bien más preciado que todas las sociedades deberían valorar, cuidar y participar de ella, resulta necesaria para promover valores como la solidaridad, la empatía, la tolerancia, el trabajo en equipo y el respeto. Y es que las aulas son el espacio propicio y obligatorio para discutir y marcar la agenda de las naciones.
Así lo plantea el autor del informe “La educación encierra un tesoro”, Jaques Delors, quien especifica que las contribuciones por parte de las universidades hacia la sociedad deben regirse bajo los siguientes aspectos:
- to que llevan a la investigación teórica o aplicada a la formación de profesores.
- fesionales conforme a estudios universitarios y contenidos adaptados constantemente a las necesidades de la economía, en los que converjan los conocimientos teóricos y prácticos a un alto nivel;
“Como plataforma privilegiada de la educación durante toda la vida, al abrir sus puertas a los adultos que quieran reanudar los estudios, adaptar y enriquecer sus conocimientos o satisfacer sus ansias de aprender en todos los ámbitos de la vida cultural. interlocutor privilegiado en una cooperación internacional que permita el intercambio de profesores y estudiantes, y facilite la difusión de la mejor enseñanza mediante cátedras internacionales
A partir de la reflexión que realiza Delors, resulta inminente que la Universidad se conciba como el espacio de conocimiento detonante en los temas económicos, sociales, culturales, y de investigación. Y es que la universidad debe recuperar su esencia, así como la esencia de ser el semillero de seres críticos y auto reguladores de su destino.
Si bien es cierto que estas conductas o aprendizajes deberían darse desde el nivel básico, la universidad es igualmente partícipe de la formación de jóvenes capaces de responder a su entorno plural, así como de la preparación de los futuros líderes, quienes tomarán las riendas del mundo en que vivimos.
Por esta razón, es preponderante que los estudiantes universitarios adquieran el compromiso de aportar el conocimiento adquirido a la sociedad, pues este último representa una responsabilidad ineludible e intransferible.
Ante esta responsabilidad y compromiso, es preciso que la Universidad forme profesionales que brinden nuevas perspectivas y oportunidades para convivir en un mundo caracterizado por la globalización y diferencias de tipo ideológico, político y religioso. Finalmente el principal instrumento para el desarrollo siempre es
la educación.