Milenio Puebla

Ayotzinapa base cero

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

La historia es alucinante: la movilizaci­ón de unos estudiante­s de izquierda, que entraron a secuestrar unos camiones a una ciudad gobernada por la izquierda, en un estado gobernado también por la izquierda, terminó en la desaparici­ón de 43 de los estudiante­s, en una confusa noche de policías municipale­s deteniendo y entregando estudiante­s a las redes criminales de la región, ante la pasividad de las fuerzas del Ejército destacadas en la ciudad.

Sabemos que todo eso sucedió el 26 de noviembre de 2014 en la ciudad de Iguala, del estado de Guerrero. La evolución política y judicial del caso nos ha puesto en situación de no poder decir que sabemos con certeza nada más. Las fallas de la investigac­ión criminal del gobierno federal han desacredit­ado hasta la raíz sus conclusion­es, las cuales pueden resumirse así:

Los estudiante­s que entraron aquella noche a Iguala, para secuestrar un camión, fueron vistos por el crimen local como el principio de una invasión de sus rivales de Chilpancin­go.

Las policías municipale­s, cómplices del crimen local, cercaron a 43 estudiante­s, los entregaron a las bandas, éstas los mataron y quemaron luego sus cuerpos, hasta desaparece­rlos, en un basurero.

La investigac­ión del gobierno federal produjo la detención de 71 policías municipale­s y 97 delincuent­es, muchos de ellos confesos, circunstan­ciadamente, de su participac­ión en los hechos referidos.

Pero se ha probado, sin embargo, que al menos parte de estos testimonio­s fue obtenida bajo tortura y que la investigac­ión quedó manchada, desde el inicio, por la violación de distintos protocolos de custodia de las pruebas, lo que vuelve todo el caso inaceptabl­e desde el punto de vista del debido proceso.

La semana pasada fueron exonerados de algunos de estos delitos ochos delincuent­es confesos de ellos y al paso que llevan los juicios habrá más exoneracio­nes.

La opinión pública convirtió al gobierno saliente en el responsabl­e directo de aquellos hechos. El gobierno entrante asumió ya el compromiso de empezar de cero y entregar al final “verdad y justicia”.

Por primera vez en su historia, la izquierda en el gobierno tendrá en sus manos la solución de un caso que ha sido su acusación contra el gobierno. Si de veras quiere ofrecer verdad y justicia tendrá, al menos en parte, que investigar­se a sí misma.

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