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Tehuacán (“Piedra de Dios”; “Lugar de Dioses”; “Lugar de Piedras”; “Lugar de serpiente de Piedra”; entre varias de sus acepciones). Y sus personajes distinguidos nacidos en este enclave poblano que, casi en todas las expresiones y actividades del ser humano, ocupa un lugar preponderante en el estado de Puebla: Maricruz Olivier, Salvador Cruz, Socorro Romero, Pastor Rouaix, Fernando Cueto, Hermilo Rivero, Enrique Cervantes, Ambrosio Nieto, Juan Rubí, Pedro J. De la Llave, José Rivero, Gabriel Acevedo, Donato Bravo Izquierdo, forman parte del contexto, de la iniciación, ilustración, pasión y aportación de Antonio Tenorio Adame. Quién, compartirá con ustedes, amables lectores, sus vivencias y experiencias, sobre el 68.
Algunos rasgos de Tenorio Adame: Es docente e investigador de Ciencias Políticas de la BUAP, Campus Tehuacán. En el Movimiento Estudiantil del 68, se acreditó como representante de la Escuela de Economía de la UAP en la Coalición de Maestros de Enseñanza Media y Superior. Siendo Consejero maestro de dicha institución. Como dirigente de la Federación de Estudiantes Universitarios, en 1960, fue convocante al Primer Congreso del Congreso Nacional por la Libertad de los Presos Políticos y en la Defensa de las Garantías Constitucionales, donde se elabora el primer antecedente del Pliego Petitorio. También dirigió la campaña contra la corrupción simbolizada por la desaparición de la estatua de Miguel Alemán en Ciudad Universitaria. Fue diputado federal de la L Legislatura donde se aprueba la Reforma de Partidos Políticos para abrir paso a la apertura democrática que exigían las luchas del 68.
Nos dice Antonio: “Las lágrimas de la tragedia impiden ver el rostro de la victoria. El Movimiento Estudiantil del 68 fue reprimido brutalmente, pero no impidió que la razón y el derecho de las demandas estudiantiles triunfaran, por eso en el Congreso se inscribe su memoria. El Pliego Petitorio del Movimiento Estudiantil del 68, es el eje articulador de un proceso de luchas estudiantiles a lo largo de la década de los años sesenta a favor de la vigencia de la constitución en México, del ejercicio pleno de la autonomía universitaria y de la libertad de expresión, entre otras libertades”.
“La masacre del 2 de octubre fue la culminación trágica de los acontecimientos comprometidos de los estudiantes en defensa de la Constitución por las libertades civiles en contra de la barbarie del autoritarismo despótico y la corrupción”.
“La movilización juvenil mexicana, de todas las estalladas en esa época, fue la única que se pretendió apagar con el crimen. El Movimiento Estudiantil del 68, empero, no fue suprimido con la represión: se mantuvo a través del tiempo, en la conciencia social como reclamo capaz de denunciar esa barbarie, como ocurrió en la tribuna del Congreso, hasta alcanzar sus metas y modificar la estructura electoral para establecer el pluralismo democrático en la representación nacional en el Congreso de la Unión. En esa escala de sucesos, hoy, se aprueba su inscripción en Letras de oro en los Muros de Honor de las Cámaras del Congreso de la Unión”.
“La historia de las luchas estudiantiles pese a su trascendencia, no ha sido examinada desde su perspectiva propia y completa, parte de esa limitación ha sido impuesta por la desproporcionada brutalidad de la fuerza con la que se le reprimió en un afán de impedir su desarrollo. Además, ha sido subsumida en las crónicas y narraciones de otros conflictos. No obstante, el Movimiento Estudiantil del 68 trascendió el conflicto policiaco-estudiantil para mostrarse ahora como la defensa de la Nación desde un régimen constitucional que aspira a la libertad, la seguridad, al bienestar social y la convivencia civilizada de los mexicanos: Una Cuarta cultura se asoma sobre la sombra terrible de Tlatelolco”.
“La persistente memoria del largo 1968.- El Pliego petitorio del 68 se sabe que se presentó y aprobó en la sesión plenaria del Consejo General de Huelga del 4 de agosto de 1968. Sobre él se basó el reclamo, el diálogo y la negociación frustrada con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, sus puntos fueron: 1. Defensa de la Constitución 2. Derogación del artículo 145 3. Derogación del artículo 145 Bis (ambos de disolución social)
3. Libertad de presos políticos 4. Renuncia del General Luis Cueto y Coronel Rodolfo Mendiolea 5. Disolución de cuerpo de granaderos. 6. Indemnización a las víctimas de la represión”
“El origen de dicha bandera estudiantil permaneció enarbolada a través de una larga batalla a partir de la solidaridad brindada a los presos políticos derivados de las huelgas de ferrocarrileros y líderes de partidos. En el libro de José René Rivas Ontiveros, La izquierda estudiantil en la UNAM, “Organizaciones, movilizaciones, y liderazgos”, da cuenta del discurrir de la organización estudiantil en el periodo de 1958 a 1972, donde Sergio Zermeño dice en su prólogo, “la hegemonía ideológica y política en el seno de la UNAM perteneció a la izquierda mexicana en todas sus representaciones, con una enorme centralidad en los destinos de México y de la universidad”.
“Rivas Ontiveros destaca la presencia y carácter de las facciones estudiantiles que se disputaban la máxima representación estudiantil. La Federación de Estudiantes Universitarios, FEU, oficialista de Juan Manuel Rodríguez promovida desde la Presidencia de la República. La “alemanista” dirigida por el estudiante de Derecho Luis Nogueda del Pozo y vinculada a Miguel Alemán, ex presidente de la República”.
“Y, la izquierda por su servidor: Antonio Tenorio Adame, estudiante de Economía, con apoyo en el Bloque Estudiantil Revolucionario. Con la diferencia de las otras de no caer en la corrupción”. “Al contrario: se trató del primer referente estudiantil amplio que desde un principio planteó darle a esta Federación de Estudiantes Universitarios una orientación política totalmente diferente a la que tradicionalmente le habían impuesto al concebírsele como un simple órgano estudiantil de los diferentes grupos de la burocracia mexicana”.