Milenio Puebla

Dultzin consideran mezquino no mencionar al integrante del CNH en el mitin por los 50 años de la matanza de Tlatelolco

Manuel López y Deborah

- Marcelino Perelló fue considerad­o traidor por declarar que el Ejército disparó balas de salva.

No estoy de acuerdo con que no se haya mencionado el nombre de Marcelino Perelló durante el mitin con el que se recordaron los 50 años del 2 de octubre de 1968, afirma el ex integrante del Consejo Nacional de Huelga (CNH), Manuel López Mateos. “Sí debió habérsele mencionado...”.

Integrante en aquel año de la Comisión de Informació­n del CNH, López Mateos recuerda a Perelló: “Fue un dirigente importante del movimiento estudianti­l de 1968; sí, él tenía la boca floja, era una persona antisolemn­e, provocador nato en todas las conversaci­ones; en su vida sí cometió dos o tres metidas de pata o más”.

Una de sus “metida de pata” que muchos recuerdan fue cuando dijo que el Ejército llegó disparando balas de salva en la Plaza de Las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968. Nunca le perdonaron eso.

Su última “metida de pata” fue cuando dijo “si no hay verga, no hay violación”. Era abril del año pasado, respecto al caso de Los Porkys en Veracruz.

La decisión del Comité 68 de no nombrarlo, durante el mitin del pasado 2 de octubre en su lista de dirigentes del CNH que han fallecido de muerte natural, fue una determinac­ión de corte estalinist­a, acepta nuestro entrevista­do, compañero de Perelló en la Facultad de Ciencias en 1968. “Sí, debieron haberlo hecho, fue parte del CNH...”, sostuvo Manuel López.

Los recuerdos sobre Marcelino Perelló fluyen. Hay enojo entre sus compañeros de esos años, pues simplement­e se le borró de la lista.

“No, no me sorprende; sí me parece algo muy mezquino. Marcelino y yo jamás en la vida fuimos estalinist­as; sí formamos parte de la Juventud Comunista, pero no, Marcelino siempre fue antiestali­nista”, señala su compañera en la Facultad de Ciencias en la UNAM, en el CNH y en la entonces Juventud Comunista, Deborah Dultzin Kessler.

Acepta que fue una decisión estalinist­a el que no se haya mencionado el nombre de Perelló en el mitin del pasado 2 de octubre. “No sé cómo decirlo, se arrogaron el movimiento...”. Claro, los del Comité 68.

Consultada por esa omisión del nombre de Perelló en ese mitin, los recuerdos la asaltan: “Le gustaba resolver teoremas, era un apasionado de las matemática­s, era muy brillante.

“En aquella época en la Facultad de Ciencias había una rivalidad entre él y Gilberto Guevara Niebla. Cuando estaban en Lecumberri los fui a visitar. Me encontré con Gilberto, volteó me miró de arriba abajo y dijo: ‘Yo no tengo nada que hablar con usted’”.

Y es que “yo era amiga de Perelló: su mejor amiga...”.

Perelló murió a los 73 años de edad en agosto del año pasado, y Deborah lo recuerda con una carta que él le mandó desde Rumania, donde estudiaba la maestría de matemática­s.

“Siempre tuvo una mala salud y en esa carta me decía: ‘Estoy terribleme­nte deprimido y como un gusano me revuelvo en la cama del hospital, como un gusano que echan al formol...”.

Describe a Perelló como un ser contestata­rio “hijo de un anarquista catalán”; estaba en contra de todo; decía mucha barbaridad­es; era necio, pero congruente”.

Cuando salió de la cárcel por los hechos del 2 de octubre “por su dicho de las balas de salva se le calificó de traidor.

“Sí, fue mezquino que no se le recordara en el mitin...”, consideró.

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