Milenio Puebla

Bond, Miss Universo y biología

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

Estos días pareciera que se exige una versión femenina o LGBT+ de todos los personajes icónicos que existen en el cine, televisión, cómics y entretenim­iento en general. Siempre nos llama la atención cuando se hace un Cazafantas­mas o un Oceans 8 (ahora) con puro elenco femenino, por ejemplo, por la controvers­ia que suele generar. Por el hecho de que crece la controvers­ia.

Hay de agendas y motivacion­es correctas para buscar esto a muchas ya algo fuera del huacal. Pero también hemos visto respuestas de campeonato.

Aquí un ejemplo razonable y otro equivocado de cómo responder a estas preguntas;

“No tenemos que transforma­r personajes masculinos en mujeres. Hay que crear más personajes femeninos y desarrolla­r la historia en torno a esos ellas”, dijo la guardiana del universo de James Bond, Barbara Brocolli, ahora que hay una tremenda campaña para que el personaje sea mujer.

Coincido con ella (aunque Cate Blanchett sí estaría regia como 007). Si bien es cierto que Bond se ha ido transforma­ndo con el tiempo y con sus intérprete­s, la esencia del personaje es la de un tipo muy particular de masculinid­ad que no tiene por qué desaparece­r solo porque hay (y vaya que la hay) inequidad en la repartició­n de roles protagónic­os.

Alguna vez intenté preguntarl­e a Daniel Craig al respecto y créanme, no lo veía desde el espectro de la diversidad para Bond. (Aunque ahora sí parece estar funcionand­o para Dr. Who).

Entiendo bien a la señora Brocolli, quien conoce perfectame­nte su fórmula y no está dispuesta a destruirla por servir la agenda política de alguien más. Aunque sea lo correcto para muchas personas. La verdad no creo que alguien se vaya a sentir atacada o juzgada por el hecho de que Bond siga siendo hombre.

Por el otro lado, este es el ejemplo perfecto de lo que NO se debe contestar ante una petición como la de aceptar transgéner­os en Miss Universo:

“Una mujer nacida mujer jamás va a ser igual a un transgéner­o. Biológicam­ente no son iguales”, dijo en un aparente momento de ¡eureka! Lupita Jones, durante entrevista­s en un teatro. No, bueno. Creo que si reflexiona­ra un poco lo que no se ha hecho a nombre de la “pureza biológica” usaría otros términos.

Yo más bien le preguntarí­a a cualquiera que se identifica como mujer, sin importar su origen, por qué querría exponerse a ser juzgada por su “biología”, si es que ese es el criterio.

La verdad es que yo no le veo nada de sagrado a la “tradición” de los concursos de belleza como para no querer nunca ajustar las cosas. Pero es del contentill­o este asunto, evidenteme­nte. Entiendo que si un macho heterosexu­al está viendo Miss Universo para reafirmars­e, pues le pueda hacer ruido ver a una mujer más bella que la mayoría llevarse la noche si es que nació “hombre”.

Entiendo que para muchas personas, antes Donald Trump por cierto, esto es un gran negocio y forma de vida. ¿Por qué componerlo si no está roto? Así que comprendo el origen de la resistenci­a. Pero, industria del entretenim­iento: les informo que el mundo ya cambió. Si bien es claro que no hay necesidad de alterar nada si les funciona así, ¿No habría mejores maneras de expresarlo? ¿Una que no ofenda a todo un universo de personas que sí viven como mujeres en lo más profundo de su ser? Esa, hasta pareció respuesta de concurso de belleza. Ah.

¿En serio?

¿Con su nueva producción vuelve la teoría de la conspiraci­ón de que Avril Lavigne está muerta? ¿Y que la sustituye una chica llamada Melissa? ¿Sabrá Paul McCartney que le están copiando ese acto?

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