¿Por qué enloquece el mundo con Roma de Cuarón?

La respuesta corta es porque es hermosa cuando menos lo espera. Esta película encuentra belleza en algunos de los momentos más penosos o aterradores de nuestra historia. Pero también hace algo muy particular con un México que conocimos los que todavía alcanzamos los años 70: regresarnos esas sensaciones, colores (a pesar de que es en blanco y negro) y les juro que hasta los olores. Cualquiera que haya pasado por esas colonias, que por algo se llamaban así, en ese entonces, va a verse en el espejo. Y en retrospectiva probablemente van a querer salir a abrazar a alguien de ese ayer. A esa nana, a esa mujer que nos cuidaba a la par de nuestra madre (nuestras segundas madres, me dijo Alfonso Cuarón) ellas, que vivían plenamente una realidad mucho más allá de la comodidad protegida, hasta cierto punto, de las casas donde trabajaban.

Hace algunas semanas me encontré a Eugenio Caballero, director de arte, entrañable creador y generosísimo ser humano, en un vuelo de trabajo. Él estaba apenas empezando esa gira de festivales que pasarían tantos minutos, yo diría que acumuladas ya horas, con los asistentes de pie aplaudiendo el trabajo que hicieron juntos. ¿Y cómo no? Roma es probablemente una de las cintas más humanas que he visto. Y si bien para nosotros tiene ese delicioso sabor a nostalgia, también lo tiene de descubrimiento para el resto del mundo. Por primera vez verán un México que ni sospechaban. En lo más horrible pero sobre todo lo más hermoso que tenemos: la entrega. El amor puro. La mente y corazón puro de una protagonista que sin duda a todos nos recordará a alguien entrañable de nuestra infancia.

Yo solo había visto unos quince minutos de la cinta cuando me senté a platicar con Alfonso Cuarón al respecto. Ahora que la vi toda regreso a sus palabras y entiendo más.

“La idea principal era a partir de la recolección de mi niñez, crear un mosaico, tanto de una familia, pero también de un México. Y me da mucho gusto que te haya transportado a tu infancia, pero creo que de igual manera el público más joven va a reconocer y reconocerse en esas familias y en ese México, porque sigue teniendo las mismas complejidades”.

Y lo mejor, el regreso de nuestros cineastas que se están comiendo al mundo, nuestro país. Alfonso Cuarón, lo explica así.

“Es una necesidad. Sí, a mi me apasiona explorar distintos universos dentro del cine pero inevitablemente regreso a la raíz. Esta película la había querido desde hace diez años y por problemas personales y logísticos de no poder pasar más tiempo en México ya no se pudo. Me fui involucrando en otros proyectos. Pero sí, yo sí tengo una necesidad recurrente de volver a México”. Bendita sea esa necesidad.

¡Que alguien me explique!

¿Qué estaba tratando de explicarnos Lupita Jones en el eterno discurso leído desde una computadora donde se defendía de tremendas acusaciones? ¿Que la mujer encargada de preparar a las representantes de belleza en México no sabe que todo acaba siendo consumido de golpe, en un solo encabezado o frase?