Mariposas pasarán el invierno en museo
Necesitan calidez para poder volar, y es lo que no les faltará en pleno invierno a las alrededor de quinientas mariposas tropicales que revolotean desde esta semana en el Museo de Historia Natural de Nueva York, donde una popular exhibición “viva” de estos coloridos insectos cumple 21 temporadas.
El evento, abierto al público hasta el 27 de mayo, ha fascinado por igual a pequeños y mayores a lo largo de veinte años porque permite olvidar un rato el frío al observar “el comportamiento en vuelo de las mariposas” en las mismas condiciones de donde vienen, explicó a Efe la directora de exposiciones vivas, Hazel Davies. “Es un entorno tropical a 78 grados Fahrenheit (25 grados celsius), bastante húmedo. Las tenemos en un conservatorio tropical porque se asemeja a la procedencia de las mariposas, especies tropicales de todo el mundo que necesitan calidez para poder volar”, desgranó Davies, que sostenía un ejemplar sobre media naranja.
De entre las cien especies que acoge la exhibición, Davies mostró a una mariposa búho de Costa Rica, presente entre Centroamérica y el Amazonas, aficionada a los “zumos de frutas” y que, cuando se cansó de beber con sus grandes alas plegadas, alzó el vuelo mostrando unos intensos tonos azules al dorso.
No es extraño que los bellos lepidópteros interactúen y se posen sobre los humanos que los visitan en el vivario de este enorme museo, más conocido por albergar millones de piezas y especímenes naturales, entre ellos esqueletos completos de dinosaurio.
Pueden admirarse, entre otras, las famosas alas naranjas de las mariposas monarca, el impactante estampado de cebra de la “Heliconius charithonia” o el dibujo blanco y negro de la denominada “cometa de papel”, todas pertenecientes a tres familias de mariposas -”Papilionidae”, “Pieridae” y “Nymphalidae”- de las cinco que se conocen. “Todas están criadas en granjas y vienen de Kenia, Tailandia, Malasia, Australia, Ecuador, Costa Rica, más algunas domésticas de Florida”, relató la conservadora de la institución, que recibe a los especímenes en forma de crisálida y los va reemplazando cada dos o tres semanas, su esperanza de vida habitual.