Divertirse con mariguana, legal desde hoy en Canadá
Autoridades estiman que en algunos puntos de venta la demanda será tan alta que rebasará la oferta; tiendas avaladas trabajan a marchas forzadas
rechazado por la población tiene ahora más partidarios que detractores.
El 19 de julio de 2017, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en vender mariguana con fines recreativos al público. La droga es de producción privada bajo control del Estado, y se comercializa en el marco de una ley pionera que reguló su consumo, venta y distribución.
Aprobada en 2013, la norma habilita tres formas de acceso a la cannabis con fines recreativos: la producción en el hogar o auto cultivo con hasta seis plantas por persona; la producción cooperativa en clubes cannábicos; y la compra en farmacias.
Las cifras de Monitor Cannabis, un grupo académico que estudia la puesta en práctica del proyecto, muestran que “tres años después de iniciada la regulación, la evolución de la prevalencia (consumo) de cannabis presenta un incremento que no es extraordinario con respecto a la tendencia”, que ya era de aumento desde inicios de siglo.
En otras palabras, el consumo venía aumentando en Uruguay y continuó su trayectoria una vez implementada la ley, sin grandes saltos.
Los últimos datos del oficial Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), muestran que 54 por ciento de quienes consumen mariguana regularmente acuden a alguna de las alternativas del mercado legal cuando quieren fumar esta droga, que antes solo podían conseguir ilegalmente.
Las cuatro variedades disponibles se comercializan en bolsitas selladas de 5 gramos, a un valor de 1.40 dólares el gramo. Cada consumidor registrado para comprar en farmacias tiene derecho a adquirir 40 gramos mensuales.
Uruguay cuenta con casi siete mil cultivadores registrados, 107 clubes de cooperativas de producción de cannabis, y 28,500 compradores censados, una cifra que se multiplicó casi por seis con relación al primer día de venta, según datos oficiales.
Los problemas bancarios, así como el temor a delitos asociados a la presencia de la droga en los locales y el rechazo al proyecto de algunos boticarios, determinó que la cifra de farmacias que venden sea de apenas 17.
Toronto