Trump da por muerto al periodista saudita
Advierte que si se comprueba que tras el asesinato de Jamal Khashoggi se encuentra el gobierno de Riad, la respuesta de EU será “muy severa”
El presidente estadunidense, Donald Trump, aceptó el jueves que el periodista saudí Jamal Khashoggi “podría estar” muerto y advirtió sobre las consecuencias “muy graves” para Arabia Saudita en caso de que se demuestre que es responsable. “Me parece que ese es el caso. Es muy triste”, respondió Trump a los periodistas cuando se le preguntó si creía que Khashoggi, quien desapareció hace más de dos semanas, ya no está vivo. Consultado sobre la eventual respuesta de su gobierno hacia Riad, acusada de asesinar al columnista del Washington Post crítico del régimen monárquico saudí, el magnate aseguró: “Tendrá que ser muy severa. Es algo malo, malo”.
Esto marcó un endurecimiento del tono por parte de la administración Trump, que se ha mostrado renuente a culpar a Arabia Saudita a pesar de la creciente evidencia de que sus agentes mataron y desmembraron a Khashoggi en su propio consulado en la ciudad turca de Estambul el 2 de octubre pasado.
Khashoggi, antiguo miembro del régimen, se había convertido en un crítico del poderoso príncipe heredero Mohamad bin Salmán, un hombre clave en las relaciones militares y comerciales entre el petro-Estado musulmán y el gobierno de Trump.
Apenas unas horas antes, el secretario de Estado estadunidense, Mike Pompeo, declaró que le había dicho a Trump que habría que darle al gobierno saudita “unos días más para completar” una investigación.
Solo entonces “podemos tomar decisiones sobre cómo o si Estados Unidos debería responder”, había señalado Pompeo.
EU, el más poderoso aliado de Riad, le ha dado en repetidas ocasiones a los miembros de la realeza saudita el beneficio de la duda. Trump ha elogiado las compras masivas de armas sauditas, mientras que Pompeo insistió en recordar el jueves la “larga relación estratégica de Washington con el reino”.
Cuatro prominentes grupos de derechos humanos y libertad de prensa instaron ayer a Turquía a solicitar una investigación de Naciones Unidas para prevenir un “encubrimiento” del presunto delito.
El Comité para la Protección de los Periodistas, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras señalaron que una investigación establecida por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aclararía el asunto.
El caso Khashoggi también abrió un agujero en la conferencia de la Iniciativa de Inversión Futura de la próxima semana en Riad, que los medios bautizaron como el “Davos del desierto” y que ha sufrido una cascada de deserciones por esta crisis.
El secretario del Tesoro estadunidense, Steven Mnuchin, anunció ayer que no acudirá, sumándose a ministros de Gran Bretaña, Francia y Holanda, así como a varios líderes de empresas.
Ni Turquía ni EU han confirmado públicamente que Khashoggi esté muerto ni han responsabilizado oficialmente a Riad.
Pero un flujo constante de filtraciones de funcionarios a medios turcos ha pintado una imagen detallada y escabrosa de “Me parece que ese es el caso. Es muy triste”, respondió el mandatario republicano a la prensa los últimos minutos del periodista, supuestamente a manos de 15 agentes sauditas que lo esperaban cuando llegó al consulado de Estambul para iniciar trámites referidos a su casamiento.
La prensa turca ha asegurado haber escuchado cintas de audio en las que los presuntos asesinos de Khashoggi lo torturaron cortándole los dedos antes de su decapitación.
El periódico oficialista Sabah tildó ayer al funcionario de seguridad saudí Maher Abdulaziz Mutreb, que forma parte del entorno del príncipe Salmán, como “el jefe del equipo de ejecución”.
Dando tiempos precisos basados en imágenes de cámaras de seguridad, el periódico informó que Mutreb ingresó en el consulado más de tres horas antes de que Khashoggi entrara al edificio.
En las imágenes, Mutreb fue visto fuera de la residencia del cónsul, más tarde cerca de la misión saudí con una “gran valija”, y finalmente en el aeropuerto.
La presencia de Mutreb, así como otros miembros de los servicios de seguridad que responden a Bin Salmán, complica la versión oficial de Riad que asegura ignorar qué sucedió con Khashoggi.