Sexo, pudor y lágrimas ... y Britney
L lama la atención, cuando ciertas fechas coinciden en la cultura pop, el increíble efecto que tienen muchos acontecimientos y personajes respecto a nuestras propias vidas. A modo de hacer una lectura de quiénes éramos entonces y quiénes somos ahora, podemos, por ejemplo, esta semana hacer el ejercicio de cuánto hemos cambiado los últimos veinte años desde que Britney Spears apareció en el panorama.
Muchos no recuerdan una vida adulta sin la presencia de la princesa del pop. Y con ella la enorme oleada de paparazzi, el Internet como nuevo modo de informar y hostigar (no necesariamente en ese orden), las eventuales estrellas famosas por ser famosas, el multimillonario negocio apellidado Kardashian y, por supuesto, las versiones locales que nos hayamos ido inventando de cada una de estas cosas.
Así como millones de muy jóvenes no recuerdan la batalla por el reinado del pop entre Christina Aguilera (siempre ganadora en voz) y Britney, hay millones de ya no tan jóvenes que no pueden creer cuando les contamos que al nacer MTV parecía más probable que la reina sería Cindy Lauper y no Madonna.
En gran parte la cultura pop, seamos partícipes voluntarios o involuntarios de pronto aparece un día ya es “historia”. Y con ella como referencia podemos acordarnos o hasta sentir lo que sentíamos en esos precisos momentos de la vida. No tiene nada que ver con la calidad de la obra, tiene que ver con la interesante oportunidad de volver a hacer lecturas de nuestras propias vidas. ¿Soy la misma persona que era cuando salió Toxic? Sin duda no. ¿Ustedes?
Así que estos veinte años que está celebrando la intérprete de “Oops I did it Again”, en cierta forma puede ser usado como un mapa muy interesante sobre cómo ha cambiado de manera vertiginosa este negocio del entretenimiento y de paso, nosotros mismos.
Y en el cine ...
Una de las muchas, muchas vueltas en las que se habló de la nueva época de oro del cine mexicano también fueron hace casi veinte años, que como nuestra compañera Ivett Salgado reporta desde Morelia, ya está pensando en cómo celebrar semejante pasar del tiempo.
Es verdad que en su momento vimos cosas en esa cinta que no parecían ser parte del mosaico de intensidades o, tiempo atrás monstruosidades como La
risa en vacaciones que por años fueron
nuestro único cine. Estos veinte años también nos pueden ayudar a recordar o conocer (para los muy chavos) la diferencia que era ir al cine entonces y ahora. La inversión de las exhibidoras. La competencia después del tratado de libre comercio y las discusiones respecto a las cuotas impuestas de cine nacional en nuestras pantallas.
Sexo, pudor y lágrimas no fue una cinta que tuvimos que ir a ver. Fue una que quisimos. Cuya canción compuesta por Aleks Syntek aun suena. Y, como dijo Mathías Ehremberg desde Morelia, podría regresar como una secuela. O un remake. Es cierto, todos los actores siguen vigentes y más. Aunque no quisiera la resurrección del personaje de Demián Bichir... por motivos obvios que no explicaré. Veinte años después, el spoiler aun aplica.