Una sombra
Ay, mis hijos, autoritarios y mentirosos, la consulta se hará en mil 73 casillas distribuidas de forma misteriosa... dice López-Dóriga: Veracruz tiene 99; Chiapas, 67; Edomex, 66; CdMx, 16; como decía el clásico: no jalen porque cobijan
G il anda de capa caída. No lo calienta ni el Glenfiddich 15. Ante los ojos irritados de Gamés están a punto de consumarse dos denuestos al futuro mexicano y en un solo envión. Primero, la consulta que decidirá según el Presidente electo dónde se construirá el nuevo aeropuerto de Ciudad de México. Resulta que la consulta ni es consulta ni es legal ni es constitucional ni será una muestra de nada y, más bien, será la expresión de lo que diga y mande Andrés Manuel López Obrador. Con la pena.
José Woldenberg publicó en su periódico El Universal un artículo, “Debería suspenderse”, de claridad meridiana que le puso los pelos de punta a Gil sobre este desastre: “se evita cumplir con la normatividad que la Constitución y la ley instituyen para ese tipo de consultas. La Constitución establece quiénes pueden convocarlas, restricciones temáticas, la Corte debe resolver sobre la constitucionalidad de la materia y el Congreso emitir la convocatoria. El INE es el encargado de realizarlas y deben celebrarse el día de la elección federal. Y solo si participa por lo menos 40% de los electores inscritos en la lista nominal tendría carácter vinculante. Es decir tenemos una normatividad, si se quiere barroca, para que dichas consultas resulten legítimas y legales. No pueden ser caprichosas ni en los términos en que le ocurran al convocante”. Un grito desgarrador hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: Ay, mis hijos, autoritarios, mentirosos. La consulta se realizará en 1073 casillas distribuidas de forma misteriosa en algunos lugares de la República. Dice López-Dóriga: allá en las primeras páginas de su periódico MILENIO: “Veracruz tiene 99 casillas, Chiapas 67, el Estado de México 66, CdMx 16”. Como decía el clásico: no jalen porque cobijan.
Riesgo, peligro, desastre
Del otro agravio al futuro mexicano, Gil escribió ayer y lo repite para no parafrasearse, como dice el clásico, pero la verdad a Gil le gusta el refrito, ¡qué viva el refrito!, pero no nos desviemos: “Gamés no votará en la consulta, inconstitucional, patito, inducida y seguramente cuchareada sobre la construcción del nuevo aeropuerto. Hay al menos una probabilidad alta de que si triunfa (como triunfará) la opción de Santa Lucía, más la utilización de Toluca y la ampliación del aeropuerto Benito Juárez, el nuevo gobierno ponga un pie en el sexenio con una crisis de credibilidad y descalificación en el mundo de las finanzas, pleitos a granel, demandas. Como diría el extinto padre de Gilga: que con su pan se lo coman. Lo malo es que todos comeremos un pedazo de ese pan amargo.
El aeropuerto de Texcoco ha avanzado 31 por ciento de sus obras y se han invertido 100 mil millones de pesos, costo inmediato de las indemnizaciones, a esto deben sumarse miles de millones, más las demandas de las 307 empresas que pedirán una indemnización por la cancelación (ción- ción) de sus contratos. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur aeroportuario. A Gil se le ponen los pelos de punta y punto”.
Como decía la extinta madre de Gilga: Dios nos tenga de su mano, el día después de la consulta, cuando despertemos con que el pueblo sabio ha decidido por Santa Lucía.
Frontera sur
La crisis migratoria aumentaba en la frontera sur. A la marcha de migrantes hondureños que empezó el 12 de octubre se han sumado guatemaltecos, salvadoreños. Se habla de una caravana de 7 mil personas en huída y en busca de una vida mejor. Hans Magnus Enzensberger: “Que todo el mundo pueda decir lo que piensa acerca de las autoridades o Dios sin tener que exponerse a torturas o amenazas de muerte; que las diferencias de opinión puedan dirimirse en los tribunales, y no por la vía de la venganza de sangre, que las mujeres puedan moverse libremente y no estén obligadas a dejarse vender o someterse a la ablación del clítoris; que sea posible cruzar la calle sin morir acribillado por las ráfagas de una soldadesca incontrolada; todo ello no sólo es deseable, sino imprescindible. En cualquier parte del mundo hay bastantes personas, probablemente la mayoría, que desean la existencia de estas circunstancias y que están dispuesta a defenderlas allí donde llevan las riendas del poder. Sin exagerar el énfasis podría afirmarse que se trata del requisito mínimo de la civilización. Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad este mínimo solo se ha alcanzado excepcionalmente y por poco tiempo. Es frágil y fácilmente vulnerable. Quien pretenda protegerlo ante eventuales ataques externos se encontrará ante un dilema. Porque cuanto más intensamente se defiende y cuanto más se amuralla una civilización frente a una amenaza exterior, menor será lo que finalmente quede por defender. Y en cuanto a los bárbaros, no es necesario que esperemos su llegada; siempre han estado entre nosotros”.
Todo es muy raro caracho.