No, así no. Que la 4T no sea tan agotadora

Cómo serán los próximos años? ¿A qué se asemejarán los tiempos de la cuarta transformación? Espero que no tengan nada que ver con estos días de consulta.

Y lo espero sobre todo del gobierno que asume el primero de diciembre.

Entre el jueves y el domingo el gobierno electo llevó a cabo su primer ejercicio en ejecución de una idea. Se podrán decir muchas cosas, con buena y mala fe, sobre lo sucedido en la consulta pero al final de cuentas movilizó a alrededor de un millón de mexicanos a los que les pidieron su opinión y decidieron darla, a pesar de las pocas urnas y otros muchos problemas de organización.

En estos cuatro días, los medios de comunicación hicieron despliegues de reporteros y cobertura como si se decidiera el destino del universo; las páginas de opinión se llenaron de letras sobre la consulta y el aeropuerto. Se hicieron mesas, se discutió. El debate al que López Obrador invitó sucedió.

Escribo esto antes de conocer los resultados de la votación, pero creo el gobierno electo podría celebrar.

En lugar de eso, la narrativa de Andrés Manuel López Obrador ayer en la mañana fue así: “A los camajanes, a los fifís no les gusta la consulta. A la Catrina sí. El poder emana del pueblo y se instituye para su beneficio. El poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás…

Y después de los adjetivos para quienes no les gusta la consulta, la (falsa) explicación: “Vamos a acabar con la corrupción, por eso el nerviosismo. Algunos pensaban que iba a ser más de lo mismo, que iba a ser cambio de gobierno, no es cambio de gobierno, es cambio de régimen. Ese es el gran aporte, el legado que vamos a dejar a nuestros hijos, ese es el ejemplo que México va a dar al mundo. De estar en el lugar 135, colocado como de los países más corruptos del mundo, va a pasar a ser de los primeros lugares en honestidad, es el gran aporte de la cuarta transformación de la vida pública del país. Por eso la consulta va y la Catrina está de acuerdo con eso”.

Es decir, si no te gusta la consulta, no solo eres camaján y fifí, sino, por supuesto, corrupto.

Las palabras importan. Las de Andrés Manuel siempre han pesado. Las del presidente de México aún más.

Si ese va a ser el tono, qué larga se hará la cuarta. Y qué diferente a lo que el mismo López Obrador prometió la noche del primero de julio. Pelearse todo el tiempo es agotador y no sirve de nada.