Cuerpos sanos en mentes sanas
Dice el clásico de la filosofía griega que en realidad es una frase de Juvenal en el siglo I A.C; “Oremos por una mente sana en un cuerpo sano”, referida al cultivo de la mente, el cuerpo y el alma para alcanzar el equilibrio, en una especie de plegaria u oración para que los dioses nos ayudaran a alcanzar una esencia saludable, tema que en la actualidad se ha revitalizado nuevamente por una parte por el boom de la actividad física y por otro, la corriente espiritual del despertar de la consciencia.
Por lo que, “oremos por una mente sana en un cuerpo sano”, referida al cultivo de la mente, ha sido bandera de los juegos olímpicos, que es enarbolada para decir que la actividad física contribuye a la salud de la mente, quizás hoy debería tener una variable digna de analizarse que establezca la relación de cuerpos sanos en mentes sanas, particularmente refiriéndonos a la estabilidad emocional que deberían tener o a la que deberían aspirar todos los deportistas del planeta.
Debido a lo anterior, se analiza que dspués de todo, ¿de qué sirve un cuerpo atlético, orgánicamente saludable, en una mente con alguna disfuncionalidad o en desequilibrio emocional? Quizás lo primero que se venga al pensamiento de nuestros lectores sean las historias escandalosas de famosos deportistas con problemas legales producidos por sus vidas desequilibradas y excesos, los cuales son ampliamente conocidos.
Sin embargo, otra interrogante es ¿y qué hay de esas historias cotidianas en el anonimato que se dan en centros deportivos, clubes, gimnasios, parques o al interior de muchos hogares en los que los protagonistas son personajes atléticos y deportivos con arranques emocionales descontrolados?
Sin embargo, aún hay gimnasios, afortunadamente son minorías, que con un gran olor a testosterona en los que en los espacios de entrenamiento coexisten el acoso sexual, los egos desproporcionados, la fanfarronería y algunas otras variables de la negativa condición humana que nada tienen que ver con una mente sana, como debería ser y lo que sería lo ideal.
Asimismo, cabe destacar que los dueños de clubes, de gimnasios y de centros deportivos, la comunidad deportiva en general deberíamos hacer una gran cruzada para que estos lugares sean más allá que templos al servicio del cuerpo y se transformen en lugares de culto a los valores universales, el respeto y la salud de la mente, donde no haya envidias, celos, chismes y todo lo que hoy desafortunadamente empaña la imagen de estos sitios para que, tanto los usuarios como los que ahí laboran vayan a trabajar los cuerpos y la salud y así como hay departamentos de nutrición, también se alimente el alma y el espíritu.
Finalmente, quizás sea un bonito y romántico deseo de fin de año de 2018, aunque esta reflexión se me vino a la mente apenas esta semana cuando recordaba que la belleza física caduca, la salud orgánica decae y el mundo material se extingue, así que sólo nos queda lo que somos en esencia y para lograr eso, mis estimados lectores, las ofertas de clases o rutinas son escasas y muy necesarias.
“Oremos por una mente sana en un cuerpo sano”, referida al cultivo de la mente y cuerpo