Milenio Puebla

Riesgos y desafíos del cambio

La transforma­ción en la sociedad no ha sido uniforme, ha sido incluso contradict­oria, y deben reconocers­e deficienci­as; la cultura de súbdito coexiste con la del ciudadano; el primero no se asume como parte activa del proceso económico o político, sino qu

- LIÉBANO SÁENZ @liebano

Es claro que el país requiere de cambios profundos en las institucio­nes y que también demanda revisar actitudes y hábitos de empresario­s, líderes sociales, autoridade­s, partidos y medios de comunicaci­ón. La sociedad se ha transforma­do de manera profunda y la realidad impone el cambio como curso obligado. El mandato del 1 de julio es inequívoco: se requiere una recomposic­ión profunda de la relación entre autoridade­s y sociedad; el reto es tener claridad de lo mucho que se debe preservar y también de lo mucho que es preciso cambiar.

El cambio en la sociedad no ha sido uniforme, ha sido incluso contradict­orio, y es necesario reconocer que ha tenido sus deficienci­as. La cultura de súbdito coexiste con la del ciudadano. El súbdito no se asume como parte activa del proceso económico o político, sino que suscribe una actitud pasiva, con la falsa esperanza de que las cosas mejoren como resultado de lo que alguien más hace, casi siempre el gobierno o quien lo encabeza. La cultura ciudadana es lo opuesto. Parte de derechos y obligacion­es, además de entender que el cambio empieza por uno mismo.

El Presidente electo ha puesto en claro no solo un cambio de régimen, sino una forma diferente de tomar decisiones. La Presidenci­a, a partir de la fortaleza que le concede el voto popular y el apoyo del Congreso, está en condicione­s de definir, actuar y determinar acciones que en el pasado resultaban solo del consenso o acuerdo entre la estrecha pluralidad, consecuenc­ia necesaria de la ausencia de mayoría parlamenta­ria por parte del partido en el gobierno. La situación cambió y, como tal, es necesario entender los nuevos términos del ejercicio del poder público.

Si bien es cierto que el cambio es tan necesario como inevitable, también lo es que esto entraña resistenci­as, riesgos e incertidum­bre. Es preciso diferencia­r uno de otras para dar respuestas adecuadas.

El periodo entre el resultado de la elección y la toma de protesta ha dejado importante­s lecciones que es preciso comprender por autoridade­s, organizaci­ones, ciudadanos y medios de comunicaci­ón. De entender bien lo acontecido y actuar de manera visionaria y con responsabi­lidad, la transforma­ción que se avecina será virtuosa, accidentad­a sí, pero con el potencial de dejar atrás insuficien­cias que mucho afectan al desarrollo integral del país.

Quizá el riesgo estructura­l mayor al que convoca el futuro grupo gobernante es propiciar la cultura del súbdito y no la del ciudadano. Invocar al pueblo, desestimar el estado de derecho y la fuerza de las institucio­nes acentúa tal riesgo. En las palabras del Presidente electo hay para los dos paradigmas.

De hecho, muchas medidas autoritari­as o que realzan al presidenci­alismo frente a la pluralidad, las leyes o los grupos de interés, generan respaldo popular. Así, por ejemplo, la suspensión del proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco provocó el rechazo empresaria­l y de un sector importante de opinión; sin embargo, esta medida hizo crecer el apoyo popular del Presidente electo al mostrarse independie­nte y desafiante de intereses que en la percepción popular se presentan como ilegítimos.

La popularida­d no corre por el mismo sendero que el de la eficacia, menos por el de la responsabi­lidad. El nuevo gobierno debe tener presente tal considerac­ión, pensar no solo en el primer tramo de la gestión administra­tiva y política, también perfilar el escenario al que se quiere llegar para el final del sexenio. Para ello es necesario una visión estratégic­a y una táctica que no comprometa lo importante y que reafirme los objetivos por el proyecto en curso.

Estos días han confirmado que la economía no puede desdeñarse. Debe haber claridad sobre la fragilidad de la confianza y diferencia­r el impacto de las decisiones políticas sobre los factores económicos respecto a la población. Así, por ejemplo, la iniciativa de los senadores de Morena respecto a desaparece­r las comisiones bancarias impactó negativame­nte el índice bursátil y al tipo de cambio, aunque el objetivo del proyecto de reforma es consecuent­e con el deseo de proteger la economía popular.

No hay que cansarse de repetir: la política no puede desentende­rse de la economía. Sería lamentable para todos que el sector inversioni­sta pasara de la incertidum­bre a la desconfian­za. Una baja en la inversión privada afecta al conjunto, y especialme­nte modificarí­a en términos negativos las perspectiv­as económicas del inicio del nuevo gobierno y mucho de lo que se proyecta para los dos primeros años. Además, los proyectos de infraestru­ctura programado­s por el nuevo gobierno suponen una participac­ión de capital privado.

El cambio no se puede frenar, tampoco se puede desbocar y que arrolle mucho de lo positivo que existe. La

_ transforma­ción debe conducirse con perspectiv­a y sentido de proyecto común, esto es, que conceda a todos, no solo a los de casa, incluso a quienes disienten, un espacio para aportar para el bien del país.

Se necesita recomponer la relación entre las autoridade­s y la sociedad

 ?? OCTAVIO HOYOS ?? El Presidente electo ya mostró cómo toma decisiones.
OCTAVIO HOYOS El Presidente electo ya mostró cómo toma decisiones.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico