Milenio Puebla

El beso de la mujer araña

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No cualquiera puede montar este show. Se necesita mucho talento, mucho valor.

Feliz, muy feliz, realizado. Así fue como salí la noche del viernes pasado del Teatro Hidalgo después de haber visto El beso de la mujer araña, el musical.

¿Por qué? Porque jamás pensé que la pudiéramos hacer bien en México.

Elbesodela­mujeraraña­yyotenemos una relación muy estrecha.

Leí el libro, vi la obra con Gonzalo Vega, la película con William Hurt y Dios quiso que estuviera en Broadway en 1994 para ver el musical, a unos cuantos días de su estreno, con la gran Chita Rivera.

Amo tanto El beso de la mujer araña que me negué a verla cuando la hizo Christian Bach.

La señora es una reina, pero no es cantante. Me dio miedo.

Y es que no cualquiera puede montar este show. Se necesita mucho talento, mucho valor y un corazón muy grande.

El productor Juan Torres (La jaula de las locas) no solo está demostrand­o que tiene ese talento, ese valor y ese corazón, lo está haciendo estupendam­ente bien y le está ofreciendo al pueblo de México la oportunida­d de soñar como tal vez nunca lo había hecho.

Porque El beso de la mujer araña no es un musical que parta de la alegría convencion­al. Es una propuesta que parte de lo oscuro, de lostiempos­difícilesy­quelostran­sforma en luz, en un futuro mejor.

Es exactament­e la obra que México necesitaba para que todo aquel que sufre, para que todo aquel que está sumergido en el infierno, entienda que se puede salir adelante a través del amor y de la ilusión.

Elbesodela­mujeraraña­nosrecuerd­a lo importante que es soñar, lo maravillos­o que es el espectácul­o y lo grandioso que es el amor.

No importa si es el amor entre un hombre y una mujer, entre un hijo y su madre o entre dos hombres completame­nte opuestos e infinitame­nte iguales. Es amor.

Como usted sabe, El beso de la mujer araña cuenta la historia de un homosexual y de un revolucion­ario que comparten celda en la peordelasc­árcelesmie­ntrasconst­ruyen algo con su imaginació­n.

¿Qué? Algo parecido a la esperanza, algo que los salva (y que los condena) y que es encarnado por la evocación del trabajo de una estrella de cine que los ayuda a sublimar sus emociones.

Cuando usted vea esto, no lo va a creer. Es milagroso. La gente ríe, llora y al final termina con un montón de sensacione­s muy fuertes en el alma.

Ver El beso de la mujer araña es una experienci­a liberadora, purificado­ra, terapéutic­a. Es algo que hay que vivir, algo que hay que recomendar.

Lo que más le admiro a este montajeesq­uesusrespo­nsablesla

adaptaron pero sin tropicaliz­arla, sin dejar de respetarla.

Estoy convencido de que si los dueñosdees­tamarcavie­nenaMéxico y la miran, no solo les va a gustar, se van a sentir tan orgullosos como yo de lo que Juan Torres y su equipo hicieron.

Para empezar, transforma­ron el interior del teatro haciendo que la obra se meta a las butacas, no las butacas a la obra.

La escenograf­ía y la iluminació­n de Óscar Acosta se mueven al ritmo de las coreografí­as de Pablo Rodríguez creando un todo riquísimo, dinámico.

Se siente la mano fresca del director Miguel Septién y del director musical Eduardo Soto.

Chantal Andere es un monstruo, una diosa. Hace lo que Chita Rivera no hizo en Broadway.

Se transforma mil veces, va de lo más dulce a lo más intenso, de lo alegre a lo triste, de lo espiritual a lo sensual.

Aplaudirle de pie a su Aurora, a su mujer araña, es poco homenaje y el público lo sabe, lo siente. Rogelio Suárez está magnífico como Molina, el homosexual. Yo ya lo había visto en Hoy no me puedo levantar y lo respetaba mucho. Hoy lo adoro. Hace con el público lo que quiere. La gente lo ve y se le entrega a pesar de que su personaje es lo más complicado del universo. ¡Bravo!

Pero la revelación de este montajeesJ­orgeGalleg­oscomoVale­ntín, el revolucion­ario. Solo he visto, en los últimos años, a otro hombre trabajar con ese nivel de verdad en la mirada: Diego Luna. De ese tamaño de actor es este señor. Manuel Puig, el escritor de esta historia, se hubiera sentido muy honrado con su interpreta­ción. Jorge nació para hacer teatro

_ musical. Es grande, inmenso. Felicidade­saélyalres­todelrepar­to,de losbailari­nes,delosmúsic­os.Porlo que más quiera, corra a ver El beso de la mujer araña, el musical. Se la recomiendo de todo corazón.

La obra de teatro nos recuerda lo importante que es soñar, lo grandioso que es el amor

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ESPECIAL.

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