Igual y no se dan cuenta
El 15 de agosto escribí que el partido de la NFL corría peligro. La columna titulada ‘Fácil decirlo, no hacerlo’ exploraba una posible mudanza de América y Cruz Azul por el error que significó el cambio a un pasto híbrido en época de lluvias.
La única solución era la de cambiar a pasto artificial. Parece que fue descartada en espera de un milagro para rehabilitar el potrero en el que está convertido el césped o que se podía marear a los gringos.
Ese estadio fue mi hogar durante varios años y eso me permitió entender el cuidado que requiere la grama. Durante esa época, Raúl Barrios era el guardián de esa superficie sagrada, la cual cuidaba y defendía con su escudo: el Portafloor, protección que salvaguardaba la integridad del terreno.
Cuando el pasto no quiere agarrar, no hay forma y demorar la decisión de tomar la pérdida para reemplazar el césped que no se afianzó, es equivocarse dos veces.
Ese costo se debió haber asumido en cualquiera de las fechas FIFA recientes, sin embargo, siempre es complicado aceptar un error y comunicarlo a tiempo. Seguramente, la multa será mucho mayor al desembolso que implicaba
_ reemplazar el fallido pasto híbrido. Total, igual era chicle y pegaba y los americanos no se daban cuenta del potrero que está convertido el césped del Azteca.