Milenio Puebla

Michelle Vieth y Mónica Lewinsky: activistas

- SUSANA MOSCATEL susana.moscatel@milenio.com

Que no se lea con el menor dejo de sarcasmo el encabezado de este texto, porque no lo tiene. Estoy hablando completame­nte en serio y creo que ambas mujeres están tomando el momento exacto, cada uno, a su medida y plataforma, para tomar lo que no me puedo imaginar el nivel de pesadilla que han de haber vivido en su momento, y hacer algo bueno con ello ahora.

Que Michelle diga que piensa hacer un documental sobre lo que pasó cuando se “filtro” ese video donde se veía teniendo sexo con alguien a quien evidenteme­nte le tenía toda la confianza del mundo pudo haber acabado con una persona menos fuerte. En una sociedad como la nuestra, todavía más. La gente sigue defendiend­o el hecho de que porque tienes una carrera en el ojo público no tienes derecho de quejarte de nada de lo que se diga de ti. Lo que muchos no piensan es que, haga lo que uno haga con eso, la fama no te exenta de ser víctima y de que arruinen tu vida. Mucho menos de que destruyan tu autoestima, futuro, carrera y cualquier cosa que sea importante para ti.

Claro, hay muchas industrias alrededor de ello, pero lo que en su momento le pasó a la actriz, con quien no creo haber cruzado más de dos palabras en mi vida, por cierto, fue criminal. ¿Vale la pena el chiste a cuestas de la vida y el dolor de alguien más? ¿Vamos a seguir comportánd­onos como cavernícol­as dándole prioridad al morbo que a nuestra calidad como seres humanos? Esa es una respuesta para cada quién. La diferencia es que ahora, estos días, esto no le está pasando solo a las famosas. Con los micro universos que se forman en internet, muchas vidas han sido arruinadas y hasta llegado a su fin por historias tanto como las del video sexual de Michelle como la de Mónica Lewinsky (quien tendría su parte de la responsabi­lidad en su asunto, pero sin duda fue la que pagó el precio por el resto de su vida).

Que Mónica este dando platicas, entrevista­s y textos, y que Michelle quiera contar su historia en un documental, ambas lo hagan con la consigna de ayudar a las personas que hoy en día son las grandes víctimas del ciberbully­ing. Y muchos de ustedes sabrán que hay unas terribles historias por ese motivo. Me parece muy valiente y muy valioso que quienes lo vivieron en tiempos de menos movimiento en el internet (Mónica se considera el primer gran caso de ciberbully­ing y yo tiendo a estar de acuerdo).

Es un momento delicado porque la informació­n que recibimos hoy en día, como ya hemos dicho en varias ocasiones, tiene más que ver con el tráfico que generará en las redes que en su valor, ya sea humanitari­o, periodísti­co o de importanci­a. Y si paramuchos es, como ellos mismos dicen, irresistib­le comprar su revista de chismes todos los martes ¿qué les cuesta darle un clic a algo que se les aparece? Pues créanme, el precio es alto. Muy alto. No solo para las personas que sufren las consecuenc­ias sino para todos a largo plazo. Normalizar eso en tiempos en los que todos somos “famosos” en nuestros mundos virtuales personales es una formula para que tarde o temprano nos alcance. Y nadie está libre de cometer una tontería o confiar en alguien que nos pueda traicionar tarde o temprano.

¿En serio?

¿Cumplirá Maluma su promesa de retirarse un rato para meditar? ¿Tendremos un Maluma más iluminado y profundo si regresa de ello?

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