Senado: México no conoce la dimensión del feminicidio
Estudio. No hay estadísticas para saber la magnitud de las agresiones contra ellas y sus características
En México los feminicidios no son reconocidos como problema prioritario, faltan resultados ante las acciones realizadas y la impunidad que los caracteriza. Entre 2000 y 2015, se registraron 251 mil 35 homicidios, de los cuales 28 mil 175, es decir 11.2 por ciento, fueron niñas y mujeres, y 68 por ciento conocía al agresor.
Un estudio del Senado señala que no existen estadísticas que permitan conocer la situación de la violencia letal contra niñas y mujeres, así como la magnitud que adquiere el feminicidio en México y sus características.
La publicación “Asesinatos de mujeres en México”, presentada en el Cuaderno de Investigación de la Dirección General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez, señala que las muertes por razones de género en el país se debaten desde la década de los 90, luego de las desapariciones y decesos en Ciudad Juárez, Chihuahua, y otras localidades cercanas a la frontera con Estados Unidos.
Irma del Rosario Kánter Coronel, autora del texto, explica que la falta de garantías hacia la seguridad y respeto de los derechos humanos de las mujeres ha generado recomendaciones y exigencias internacionales de organismos de derechos humanos y relatores de la Organización de las Naciones Unidas, para aclarar los asesinatos, garantizar el acceso a la justicia por parte de familiares de las víctimas e instrumentar políticas públicas con perspectiva de género.
En el estudio se analiza información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres sobre el incremento de feminicidios en los últimos años.
Cerca de 56 por ciento, 15 mil 790 casos, eran mujeres jóvenes y de entre 15 y 39 años; 23.6 por ciento, 6 mil 640, entre 40 y 64 años; 9.3, 2 mil 610, eran niñas y adolescentes de 0 a 14 años, y 8.2, 2 mil 309, tenía 65 y más años.
En promedio, 48.9 por ciento de las mujeres de 12 años y más, asesinadas durante el periodo de análisis, no realizaba ninguna ac- tividad económica; 34.8 era económicamente activa y en 16.3 por ciento de las víctimas no se especificó a qué se dedicaban.
De 575 mujeres asesinadas, 391 —68 por ciento— tenían una relación de parentesco con el agresor; es decir, fueron asesinadas por su pareja o en el contexto de sus relaciones familiares.
Además, señala que 36 por ciento fueron asesinadas en la vía pública, 34 por ciento en su casa y 16 por ciento en otro lugar, como la escuela u oficina, en áreas industriales (taller, oficina u obra), comerciales, de servicios, deportivas y en el rancho o la parcela.
El documento resalta que el Estado de México representa la entidad con más feminicidios: entre 2000 y 2015 se registraron 5 mil 163 asesinatos de niñas y mujeres.
Para julio de 2015, se declaró la alerta de violencia de género en 11 de los 125 municipios mexiquenses: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan de Juárez, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco Solidaridad, Cuautitlán Izcalli y Chalco.
Chihuahua, agrega, es la segunda entidad de mayor riesgo para las niñas y mujeres al concentrar 2 mil 654 víctimas, seguida de Ciudad de México 2 mil 24, Guerrero mil 973, Oaxaca mil 283 y Jalisco mil 279 casos.
En contraste, en Campeche, Aguascalientes, Yucatán y Baja California las niñas y mujeres tienen menores riesgos de ser asesinadas, ya que en el periodo de estudio, entre los cuatro estados se registraron 474 homicidios.
Los resultados del análisis indican que las defunciones femeninas por homicidio en México han aumentado en los últimos años y afectan tanto a niñas como a mujeres de distintas edades, pero en particular entre 15 y 39 años; en general, eran de bajos niveles educativos que se dedicaban, en su mayoría, a las labores domésticas y mantenían relación de parentesco con su agresor.
Otro documento señala que
tocamientos, capturas de foto o video sin consentimiento, muestra de genitales, fricción de genitales y majaderías sexuales, son algunas de las agresiones sexuales más recurrentes en el Metro de Ciudad de México.
La investigación del instituto recuerda que, según lo estipulado en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se define al acoso sexual como “una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos”.